En qué momento, un marxista convencido, un disidente de los postulados de la economía clásica como lo fue en su día Vargas Llosa, va y da la vuelta a su imaginario político y respalda el neoliberalismo. ¿En qué momento se nos jodió el Perú?
Hay quien dice que el Perú se nos jodió cuando el poeta cubano Heberto Padilla fue arrestado. La cosa ocurrió a principios de los años 70, y todo por criticar la deriva burocrática que estaba tomando el Gobierno revolucionario de Cuba presidido por Fidel.
No sé yo, pero los giros tan bruscos como el que se pegó Vargas Llosa tienen más de un motivo; son la suma de muchas cosas. En este caso, pienso que, entre muchas otras razones, los gorrazos del éxito literario también tuvieron que ver lo suyo con ese no saber asimilar bien las cuentas bancarias. Son los fogonazos de los números que ciegan los ojos de la gente de letras; los putos números que, cuando se disparan, nos balean la cabeza. En estos días me he hecho la pregunta una y otra vez, la famosa cuestión que aparece en 'Conversación en La Catedral', su novela más inmensa. ¿En qué momento se había jodido el Perú...?
En estos días, ha habido pocas piezas en las que no saliese a relucir la tendencia política, como si esto fuese a quitarle méritos al narrador que fue Vargas Llosa. Cualquiera que haya leído 'La casa verde' o 'La ciudad y los perros' -por no citar otra vez 'Conversación en La Catedral' -cualquiera que haya leído al Vargas Llosa novelista, sabe a lo que me refiero. Era un tremendo contador de historias. En su prosa había ecos de Faulkner, detalles que alcanzaban los sentidos; la precisión de un Flaubert sumada al torrente narrativo de un Victor Hugo traído hasta el París que pateó Hemingway, cuando Hemingway fue joven, pobre y feliz. En Vargas Llosa también está Balzac con su realismo caricaturesco y, cómo no, el marqués de Sade, pues tampoco hay que olvidar lo rijoso que llegaba a ser Varguitas cuando se ponía a darle al pelo. Pero de todo esto se ha hablado poco.
Lo que más me ha sorprendido ha sido la tiradera de las voces de la derecha que, en vez de reseñar lo buen novelista que fue y sentir orgullo de que Vargas Llosa formase parte de su trinchera, se han puesto a señalar que, desde la izquierda, se le critique su idealismo político. Y eso evidencia lo poco que se ha leído a Vargas Llosa a ambos lados del espectro. Porque si se hubieran leído las novelas de Vargas Llosa, incluyendo últimas obras como 'La fiesta del Chivo' o 'El sueño del Celta', los de derechas hubieran callado. Y los que se dicen de izquierdas también; se hubieran dado cuenta de que Mario Vargas Llosa escribía desde los planteamientos de la disidencia, es decir, escribía novelas de izquierdas que más quisieran muchos -y muchas- haber escrito.
Y esto lo digo yo, un puto rojo. Porque, ante todo, soy lector; un lector que escribe y que sabe que la ética de un autor reside en su sintaxis. Y la sintaxis de Vargas Llosa es de alta graduación literaria. A ver si ahora vamos a ser como esas dos señoras que el otro día iban delante de mí, paseando por la calle, y una decía a la otra : "Se ha muerto el que antes estaba con la Preysler". Jo-der con el de Perú.