Uno de los mejores consejos para salir indemne del supermercado puede ser ignorar por completo los reclamos en el frente del empaque. Las etiquetas frontales son como cantos de medusas: bellos, atractivos y, en muchas ocasiones, bastante engañosos.
Es frecuente que nos intenten atraer a comprar tal o cual producto haciendo declaraciones de propiedades saludables, del tipo 'sin azúcar añadido', 'con cinco vitaminas y hierro', 'más ligeras y cremosas'… La psicología al servicio del marketing pone a prueba la agudeza visual de los consumidores y su capacidad para separar el polvo de la paja en un paquete. De hecho, agregar declaraciones de propiedades saludables en las etiquetas frontales hace que las personas crean que un producto es más saludable que el mismo producto que no incluye declaraciones de propiedades saludables. Esta información condiciona mucho la elección final. A fin de cuentas, ¿qué padre o madre no va a querer comprar para su retoño unas galletas enriquecidas con hierro y chorrocientas vitaminas claves para el crecimiento de su hijo? Que son galletas llenas de azúcar, no importa. ¡Tienen hierro!
El reglamento europeo sobre la información alimentaria facilitada al consumidor cita explícitamente que se debe evitar "cualquier práctica que pueda inducir a engaño al consumidor". En el artículo 20 se dice expresamente "la legislación sobre información alimentaria debe prohibir el uso de información que pueda inducir a engaño al consumidor, en especial en cuanto a las características de los alimentos o sus efectos o propiedades, o atribuir propiedades medicinales a los alimentos. Para ser eficaz, dicha prohibición debe extenderse a la publicidad y la presentación de los alimentos".
No hace falta pasarse mucho tiempo en cualquier tienda de alimentación de productos envasados para darse cuenta de que los fabricantes suelen caminar por el filo de lo fraudulento con demasiada frecuencia. Los ejemplos incluyen muchos cereales para el desayuno con alto contenido de azúcar, pero muchas vitaminas, hierro y fibra; bebidas con propiedades sospechosas, snacks con más vitaminas que una fruta, o bollería que, si no fuera por algo de sentido común, creeríamos que es la panacea para que nuestros hijos crezcan sanos, fuertes y guapos. A pesar de lo que pueda implicar la etiqueta, repetimos, estos productos no son saludables.
Lo que ves en el frontal vs lo que realmente es
Te voy a poner dos ejemplos de alimentos que seguro que tienes en la nevera y que no son exactamente lo que creías al comprarlos. Pero, ¡tranquilo!, son perfectamente seguros y comestibles. Y otro más que no es todo lo saludable que creías.
- Queso fundido para sándwich. En el frontal ves la foto de un sándwich con su queso derretido y jugoso, puede que hasta una vaca. Los clásicos Tranchettes, vamos. Si te fijas, en la parte delantera no pone la palabra queso por ningún lado. Todo lo más, la palabra lonchas. Pero tú entiendes perfectamente que se trata de queso en lonchas para fundir. Al darle la vuelta y mirar la etiqueta, ¡sorpresa! no es queso propiamente dicho, sino 'queso fundido', un producto específico cuyos ingredientes principales son queso y sales fundentes, pero que ya puestos puede llevar condimentos, colorantes…
- Burger Meat. Las bandejas de carne picada del súper no son carne picada como la que compras a tu carnicero. Y eso que son transparentes y tú puedes ver la carne perfectamente picada a través del film protector. Y suelen llevar un dibujo de una vaca o un cerdo, para dejar clara la procedencia. Si no, pondrá vacuno o cerdo. ¿Cómo que eso no es carne picada monda y lironda si la estamos viendo ante nuestros ojos? En realidad, lo que ves es un preparado de carne que consiste efectivamente en la propia pieza de carne picada, pero a la que se añaden otros productos alimenticios, condimentos o aditivos. No alteran la estructura de la fibra muscular y, por lo tanto, no eliminan las características de la carne fresca. Pero no es carne 100%. El Real Decreto 474/2014 establece que este tipo de preparados se denominen burger meat y no carne picada. ¿Qué tipo de aditivos puede llevar? Pues por ejemplo, E-120 (cochinilla, ácido carmínico y carmines) o E-129 (Rojo Allura AG) para que se siga viendo roja pese a estar picada (al haber más superficie en contacto con el oxígeno tiende a coger un tono más grisáceo). ¿Es segura? Al 100%, ya que todos los aditivos deben estar autorizados y supervisados por las autoridades sanitarias en materia de seguridad alimentaria.
- Patrocinador del equipo olímpico. Cada vez que hay un gran evento deportivo, como un mundial o los juegos olímpicos, las marcas intentan patrocinar a los deportistas o equipos con posibilidades de triunfo. El objetivo no es que el consumidor asocie las propiedades de ese alimento al esfuerzo y otros valores deportivos, sino que crea que realmente esos atletas comen ese alimento a diario (ya sea una bebida de leche con chocolate, galletas, cereales de desayuno o un refresco azucarado). La realidad es que no, los deportistas en 2022 cuidan muchísimo su dieta, cuentan con preparadores físicos que vigilan al milímetro lo que comen o dejan de comer y no suelen incluir demasiada bollería industrial ni alimentos procesados.