La dieta mediterránea es ampliamente reconocida hoy en día como una de las más saludables del mundo. Sin embargo, sus beneficios no siempre fueron comprendidos ni apreciados. El punto de inflexión que catapultó esta dieta a la fama mundial fue el Estudio de los Siete Países, una investigación pionera que comenzó en la década de 1950. Este artículo explorará en detalle el Estudio de los siete países y cómo sentó las bases para el reconocimiento global de la dieta mediterránea
Origen
El Estudio de los Siete Países fue dirigido por el fisiólogo estadounidense Ancel Keys, quien tenía un profundo interés en las causas de las enfermedades cardiovasculares. En ese tiempo, las enfermedades del corazón estaban en aumento en Estados Unidos, lo que generó una necesidad urgente de entender sus causas y encontrar posibles soluciones.
Ancel Keys observó durante la Segunda Guerra Mundial que las poblaciones de algunos países europeos, especialmente en el Mediterráneo, tenían tasas notables bajas de enfermedades cardíacas a pesar de consumir una dieta alta en grasas. Esto despertó su curiosidad y lo llevó a formular la hipótesis de que ciertos patrones dietéticos podrían estar relacionados con la salud.
Diseño y metodología
El Estudio de los Siete Países fue una investigación epidemiológica a gran escala que abarcó tres continentes y más de 12.000 hombres de edades comprendidas entre los 40 y 59 años. Los países seleccionados para el estudio fueron: Estados Unidos, Finlandia, Países Bajos, Italia, Grecia, Yugoslavia (actual Serbia) y Japón. Estos países fueron elegidos por sus diversos estilos de vida y patrones dietéticos, lo que proporcionaría una amplia gama de datos para el análisis.
El estudio se centró en examinar las relaciones entre la dieta, los niveles de colesterol en sangre y las tasas de enfermedades cardiovasculares. Se realizaron exhaustivos cuestionarios dietéticos, análisis bioquímicos y seguimientos de la salud a lo largo de varios años. Este enfoque multidisciplinario permitió obtener una visión integral de cómo los distintos factores dietéticos y de estilo de vida impactaban en la salud.
Hallazgo
Uno de los hallazgos más significativos del estudio fue la identificación de una compensación directa entre la dieta y las enfermedades cardiovasculares. Los países mediterráneos, especialmente Grecia e Italia, muestran tasas mucho más bajas de enfermedades cardíacas a pesar de consumir una cantidad considerable de grasas. Sin embargo, estas grasas provenían principalmente del aceite de oliva, en contraste con las grasas saturadas de origen animal prevalentes en países como Estados Unidos y Finlandia.
El estudio también destacó la importancia de otros elementos de la dieta mediterránea, como el alto consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y pescado, así como un consumo moderado de vino tinto. Estos alimentos, ricos en antioxidantes y grasas saludables, contribuyen a una mejor salud cardiovascular en comparación con las dietas occidentales ricas en alimentos procesados y azúcares refinados.
Profundización en los componentes de la dieta mediterránea
La dieta mediterránea no es solo una colección de alimentos, sino un estilo de vida donde los individuos del estudio hacían ejercicio moderado, exposición a la luz solar, sociabilización en la comida, y donde los alimentos fundamentales eran:
- Aceite de oliva.
- Frutas y verduras.
- Legumbres y frutos secos.
- Cereales integrales.
- Pescado y mariscos.
- Consumo moderado de productos lácteos.
- Bajo consumo de carnes rojas y alimentos procesados.
Conclusión
El Estudio de los Siete Países fue fundamental para el reconocimiento y la aceptación de la dieta mediterránea como un modelo dietético saludable. A través de la investigación rigurosa y los hallazgos innovadores de Ancel Keys y su equipo, se desarrolló un vínculo claro entre la dieta y la salud cardiovascular. Hoy, la dieta mediterránea sigue siendo un pilar en las recomendaciones nutricionales a nivel mundial, destacando la importancia de una alimentación equilibrada, así como un estilo de vida activo.
Este estudio no solo revolucionó la manera en que entendemos la relación entre la dieta y la salud, sino que también nos recordó la importancia de considerar patrones dietéticos tradicionales y estilos de vida en la búsqueda de soluciones a los problemas de salud contemporáneos. La dieta mediterránea, con su rica herencia cultural y beneficios demostrados, continúa siendo un modelo de salud y bienestar accesible para todos.