A Berthe Morisot no le quedó mas remedio que ser rebelde. Pertenecía al grupo original de los impresionistas y expuso con ellos, pero durante mucho tiempo la borraron de la historia de esta corriente artística.
Al ser mujer, solo le permitían pintar lo que llamaban 'temas de chicas': jovencitas peinándose o dedicándose a tareas hogareñas. Y así lo hizo, pero escondiendo un mensaje de rebeldía feminista, sutil pero implacable.
Obediente, pinta mujeres en casa poniéndose guapas. Pero en lugar de mostrarnos chicas presumidas que se miran en el espejo, como todos esperaban, sus retratadas tienen la vista clavada en el suelo, melancólicas. Cuidan de la casa y de sus hijos, pero en sus gestos hay una tristeza evidente. En el vídeo de esta semana podrás ver varios ejemplos de cómo esta artista convirtió el menosprecio por ser mujer en un grito antimachista.