Hace unos años, la revista 'Líbero' sacó una campaña titulada "Si te lo explican con fútbol, lo entiendes" en la que mujeres, con metáforas futboleras, les explicaban a hombres conceptos tipo tales como por qué se acaba una relación, cómo comportarse en una comida con el suegro, repartirse las tareas del hogar o que no hay que comprar cosas innecesarias. Era una idea genial y que apelaba a un concepto que yo creo que vale para todo: hay lenguajes, personas y formas de transmitir que claramente nos llegan más. Que nos emocionan más. O que simplemente las comprendemos mejor.
Estos días me parecía una insensatez hablar de deporte profesional. Entre otras cosas, por la falta de gestos de muchos deportistas profesionales, de muchos clubes y de muchas ligas en esta pandemia. No ha sido de los gremios que más ha destacado por su solidaridad, al menos en España, y la verdad que una gente que tiene en sus manos sentimientos de otra, que generan adhesión y felicidad, lo tenía facilísimo para haber hecho más. Tampoco quiero juzgarlos, la verdad. Nadie está obligado. Pero también me siento un poco afectado porque, a pesar de tener 40 años, dos hijos y la inocencia muy pasada en el calendario vital, sí que reconozco que incluso a mí me hubiera gustado que el deporte profesional español, y esto es generalizar mucho y lo sé, se hubiera volcado más.
El caso es que hoy he visto un vídeo de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino, el equivalente a nuestra RFEF) en el que tratan de motivar al país en estos días. Empieza con la frase: "Nadie sale campeón solo" y es una inteligentísima colección de metáforas, arengas y sentimientos vinculándolos al lenguaje y a la historia del fútbol argentino. Está especialmente bien porque abarca casi todos los aspectos que estamos viviendo. Dice "dale bola a los capitanes, que ya se pusieron de acuerdo" con la imagen de la unidad política que se ha dado en Argentina (allí sí) o "no discutas por el chat, que el partido es largo y la camarilla no suma para salir campeón". Es brillante y, sobre todo, es emocionante. Supongo que ese vídeo es para mí lo que para la mayoría es la aplausada de las ocho: la manera de explicarme, canalizar y entender mis emociones estos días. Si me lo explican con fútbol, me entiendo. Mira que he visto imágenes chocantes, he leído noticias trágicas y he recibido noticias familiares jodidas en este tiempo; pues bien, la primera vez que he llorado bien desde que nos encerramos ha sido viendo un puto vídeo de fútbol.
Creo, y de verdad lo creo, que lo que todos hacemos estos días, desde quienes solo hablan de política y se preocupan por derribar al gobierno hasta quienes salen a aplaudir a los sanitarios, es para confortarnos. Cada uno a nuestra manera. Que en una situación tan abrumadora, cada uno sale como puede e intento ser comprensivo. Pero no ha dejado de sorprenderme lo adentro que puedo llegar a llevar el lenguaje del deporte, que básicamente es lo que más me ha gustado en la vida desde que era un niño. Que encierra muchas cosas buenas, que puede llegar a mucha gente y que es muy necesario en esta situación. Supongo que a la mayoría de vosotros y vosotras ese vídeo no os va a decir nada, pero a mí no me lo dicen las aplausadas. Tanto vale lo vuestro como lo mío. Porque estos días todo vale.