El cumpleaños de M es el 3 de mayo. Le hemos dicho que posiblemente lo vamos a pasar todavía encerrados, aunque creemos que para entonces podrá salir algún ratito a la calle. Luego le prometimos que cuando las cosas fueran normales, lo celebraríamos con sus abuelas, sus tíos y tías, con nosotros y con sus amigos y amigas. Cuatro fiestas. Y le hemos asegurado además que ese día, el día de su sexto aniversario, será el rey de la casa y todos haremos lo que nos pida.
Le hemos asegurado que ese día, el día de su sexto aniversario, será el rey de la casa y todos haremos lo que nos pida
La realidad es que no tenemos la certeza de que podamos cumplir ninguna de esas cosas.
Vivimos tiempos en los que son buenas noticias que mueran 600 y pico personas en un día y en los que no podemos planear absolutamente nada de nuestras vidas de aquí a un montón de semanas. Ni siquiera sabemos cuántas. Vivimos tiempos de sabernos que a las 11:00 llega el parte de muertos de España y a las 18:00, el de Italia. Vivimos tiempos en los que si tu madre tiene el más mínimo síntoma de enfermedad te echas a temblar. Y hay gente que vive tiempos de llorar a sus muertos sin poder despedirse de ellos, de rabia y de dolor. Definitivamente, vivimos tiempos de mierda.
Estar confinado en soledad debe tener muchas ventajas. De hecho, por mi naturaleza solitaria creo que lo llevaría bastante bien. Estar confinado con niños tiene muchas desventajas, y los que tenéis críos pequeños seguro que ya sabéis cuáles son. Ahora, cuando se trata de pensar en el futuro o de idear maneras mentales de avanzar en esta situación de ausencia de certezas, creo que estoy empezando a valorar que H y M me están haciendo mucho bien.
Vivimos tiempos en los que si tu madre tiene el más mínimo síntoma de enfermedad te echas a temblar
Ayer, por ejemplo, fue el cumpleaños de un amigo de M. El niño, que se llama R, me cae especialmente bien porque tiene una camiseta del Rayo y es muy majo y sus padres son de los guays. Así que le dijimos a M que le hiciera algún regalo, y eligió unos dibujos. Pinta tanto que si cuando salgamos de aquí tiene que exponer su obra de confinamiento, van a tener que hacer un hangar extra en el Reina Sofía. El caso es que le coloreó dos láminas, un escudo del Rayo y el Kid Fury, que como bien sabréis es el Superzing más valioso de la serie 5. Luego los grapamos y formamos una bolsa de papel. M estaba radiante con su obra. Hay veces que se nota que se gusta, no va a ser solo Antonio López el satisfecho. Él estuvo entretenido, fue feliz, a R le encantó (le mandamos un vídeo y le dijimos que cuando todo esto pase le daremos su regalo; otra de las cosas que esperemos poder cumplir) y fue el mejor momento del día.
A pesar de la locura de los niños, el trabajo y la situación de mi madre, a la que ayer se unió mi hermana con todos los síntomas de coronavirus juntos, tengo bastante tiempo para pensar en la situación de mucha gente. Al principio pensaba que con niños me había tocado la peor parte. Ahora ya no lo tengo tan claro. Y tengo la sensación de que cuando esto acabe tendré, otra vez más, la absoluta certeza del privilegio que tengo de ser padre de H y M, sea cual sea la circunstancia.