Más de mil hombres han asesinado a más de mil mujeres por el hecho de ser mujeres en España desde el año 2003.
Más de mil hombres que no son todos el mismo hombre.
Que no son "locos", monstruos que salen de una esquina o desconocidos.
No.
Son hombres que habían dicho "te quiero", al oído, a esas mujeres.
Que habían dormido abrazados a ellas y habían conocido a sus padres.
Con las que incluso habían tenido hijas e hijos.
Hombres que son informáticos, taxistas o panaderos.
Hombres que siempre saludan.
Hombres educados en esta sociedad, aquí y ahora.
No en Narnia ni en Plutón.
Sino en esta sociedad machista en la que los cuerpos de las mujeres son infravalorados en lo público.
Y eso hace que también lo estén en lo privado.
Porque si pensamos que las mujeres son cosas, entonces podemos apropiarnos de ellas, poseerlas e incluso romperlas a nuestro antojo.
Porque si pensamos que ellas son algo inferior entonces tenemos que demostrar que nosotros somos superiores.
Esto no es violencia intrafamiliar.
Porque hay muchos tipos de violencia y la violencia machista es una violencia sistémica ejercida sobre las mujeres por el hecho de ser mujeres.
E igual que se hace con los tumores, para conseguir erradicarla hay que extirparla del resto de violencias para conocer su origen.
Y el hecho de señalarla no le resta importancia al resto de violencias.
Esto no es un suceso.
No puede tratarse en las noticias como si se tratara de algo normal.
No es un accidente, un terremoto o mala suerte.
No es algo de la incumbencia exclusiva del hogar.
No es algo que lavar como los trapos sucios.
La violencia machista y su cúspide que son los feminicidios son un problema de Estado.
Una violencia construida sobre los cimientos de la desigualdad.
Y por eso nos corresponde a todos y a todas luchar contra esta terrible huella.
Contra la desaparición forzosa de las mujeres de su propia existencia.
Yo me pregunto dónde está el enfado de los hombres que no asesinan a las mujeres por el hecho de ser mujeres.
Dónde su rabia colectivizada dirigida a parar la violencia machista.
Dónde su apoyo inexcusable al feminismo que es lo único que intenta frenar el machismo.
Dónde la revisión de su masculinidad y su forma de ser hombres.
Dónde las ganas de comprender qué mierda está pasando.
Yo me pregunto si entre tanta excusa, tanta fraternidad, tanto compadreo, tanto 'no todos los hombres', tanto 'a los hombres también', tanto 'ni machismo ni feminismo', tanto ego, tanto 'vete a otro país para que veas lo que le hacen allí a las mujeres', tanta falta de empatía, de sentido común y de corazón.
No hay espacio y tiempo para lo que de verdad importa.
Que más de mil hombres han asesinado a más de mil mujeres por el hecho de ser mujeres en España desde el año 2003.
Mujeres que se quedaron sin envejecer.
Sin despedirse de sus madres e hijos.
Sin ir a aquel concierto, sin visitar Canadá, sin volver a ver el mar.
Mujeres cuya única desgracia fue el hecho de ser mujeres.
En un planeta en el que los hombres.
Son incapaces de verlas como personas.