Los hijos de las madres solteras son conejos
Y esto lo único que pone de relieve es la existencia de un pensamiento que intenta evidenciar que aquellas familias que no cuentan con un hombre son menos familia, son familias de segunda e incluso no son familia.
Aquí de lo que se trata es de imponer una idea única de familia y que pasa siempre por la tradicional.
Todo lo demás y que no encaja en ese modelo es despreciado a pesar de su constatable existencia.
Porque las familia monomarentales, le pese al que le pese, existen.
Aquí lo que parece estar disputándose es la realidad.
Como si por negar la consideración de familias a las formadas por madres solteras hiciera que estas desaparecieran.
Como si por alejarlas de lo humano (aquello que es "natural") e insultar a sus hijos hiciera que todos esos vínculos afectivos que se dan en el seno de cualquier grupo de persona se rompieran.
Perpetuar el estigma sobre las madres solteras es de no tener vergüenza y además es desconocer (y no querer conocer) la sociedad en la que vivimos.
Porque el 50% de las familias monomarentales viven con menos de 600 euros al mes.
Además de la precariedad está la carga mental y lo complicada que se vuelve la conciliación.
La crisis afecta mucho más a las mujeres que son madre solteras porque carecen de una red de apoyo.
Y llamar conejos a sus hijos es una falta absoluta de respeto a todo lo que hacen las madres solteras por sacarles adelante.
Es escupir a la cara a todas esas mujeres que tienen que hacer esfuerzos titánicos para llegar al final del día sin derrumbarse por completo.
Es no reconocer nada.
Mi madre nos tuvo a mi hermana y a mí siendo madre soltera.
Y yo no tengo un libro de familia sino un libro de filiación que la verdad suena a enfermedad terminal.
Y en mi carnet de identidad pone que soy hijo de José.
José, el carpintero, el de la virgen María.
Es mi padre a efecto de notificaciones.
Porque es impensable no tener padre, ¿no?
Porque aquello que no se puede pensar entonces no entra dentro de los límites de la "normalidad".
Porque si damos por hecho que las cosas han de ser de una manera entonces todo lo que no es de esa manera está "mal".
Mi madre fue una mujer que decidió lo que quería para ella sin pedirle permiso o perdón a nadie.
Una mujer que nos dio a luz.
Nos alimentó y nos cuidó.
Una mujer que nos cedió una parte de su mundo.
Que nos donó mucho de su espacio y de su tiempo.
Que nos hizo posibles.
Ni mi hermana ni yo somos conejos.
Somos seres humanos que han tenido lo que necesitan todos los seres humanos para poder continuar: afecto y cariño.
Y si el Sr. Correa no entiende esto.
Si no sabe apreciar que lo importante, siempre, es el amor que recibes y das.
Es que es un pobre hombre.
Que no se ha enterado todavía de qué va esto.
De vivir.