En 2021 empezó un proceso que ha sido de todo menos breve: Don Benito y Villanueva de la Serena decidieron que querían convertirse en la tercera ciudad de Extremadura, y en eso han estado en los últimos años. El pasado mes de marzo, las dos localidades extremeñas firmaron su fusión, que se hará efectiva en 2027, por lo que las de 2023 puede que sean sus últimas elecciones municipales. Si todo sale como lo previsto, acudirían a la cita electoral de 2027 como uno solo, Vegas Altas, un año en el que Usansolo (Bizkaia) se estrenará también en las urnas tras separarse de Galdakao.

Son la cara y la cruz de una apuesta municipalista que, en ambos casos, deberá esperar cuatro años para que sus vecinos elijan a sus respectivas corporaciones, en el primer caso porque el proceso de unión no ha terminado, en el segundo porque, aunque sí lo hizo, un recurso demoró su puesta en marcha. ¿Cómo afectará la cita electoral del 28 de mayo a esta fusión y divorcio? En el caso de Usansolo está claro porque ya el pasado 23 de noviembre se convirtió en la localidad número 113 de Bizkaia, pero no tanto en Extremadura, donde los comicios serán una prueba de fuego para vislumbrar si el proceso llega a buen puerto.

Si llega a buen puerto la fusión, Vegas Altas deberá inscribirse en el registro nacional de municipios y requerir a la Junta Electoral su participación en los próximos comicios locales. Los alcaldes de los dos municipios, ambos socialistas, coinciden en que las elecciones serán determinantes, entre ellos Miguel Ángel Gallardo, que aspira a su sexto mandato consecutivo como regidor de Villanueva de la Serena y para quien la unión no resta, sino que "multiplica" y "lo significará todo para quienes todavía no han nacido".

Para su homólogo de Don Benito, José Luis Quintana, que también aspira a revalidar la alcaldía por el PSOE, en su caso por tercera vez, "estamos dando oportunidades a las siguientes generaciones". "No queremos vivir en paralelo, sino que lo queremos hacer juntos. Cada cual con su identidad, sin perder tradiciones ni raíces", ha afirmado.

Gallardo —también presidente de la Diputación de Badajoz— y Quintana gobiernan por mayoría absoluta y el 28 de mayo será el momento de conocer si su apuesta por la unión ha sido revalidada también en las urnas, algo previsible en Villanueva de la Serena, donde la consulta popular sobre la fusión obtuvo un 90,49 % de votos positivos.

No es tan predecible en Don Benito, donde este porcentaje se quedó en el 66,27 % —ligeramente por encima del 66% marcado como umbral para seguir adelante con la unión— y donde Siempre Don Benito, plataforma ciudadana contraria a la fusión que llegó a denunciar fraude y manipulación en la consulta ciudadana, se ha transformado en partido político y en candidato a la Alcaldía.

Y todo ello en un escenario en el que el PP dombenitense ha criticado la forma en que se está llevando a cabo el proyecto, pese a que el partido a nivel regional lo ha apoyado desde un principio, y en el que Unidas por Extremadura ha propuesto reconstruir el proceso para garantizar transparencia, participación ciudadana y una "sana convivencia" para evitar que "las familias se rompan". A pesar de ello, Quintana ha confesado que no está preocupado porque tras las elecciones se volverá "al consenso y la fusión irá hacia adelante".

Los resultados de Don Benito y Villanueva de la Serena en 2019

Resultados de Villanueva de la Serena en 2019:

  • PSOE: 57,78% (14 concejales)
  • PP: 17,34% (4 concejales)
  • Ciudadanos: 10.03% (2 concejales)
  • Unidas-IU: 5,25% (1 concejal)

Resultados de Don Benito en 2019:

  • PSOE: 55,38% (14 concejales)
  • PP: 23,62% (5 concejales)
  • Ciudadanos: 9,72% (2 concejales)

¿Cómo se llamarán los votantes de Vegas Altas?

Sea como fuere, el futuro municipio de Vegas Altas uniría dos poblaciones separadas por tanto solo cinco kilómetros en línea recta para reunir a más de 60.000 vecinos bajo un topónimo fruto del consenso tras un primer intento en el que las dos propuestas iniciales (Concordia del Guadiana y Mestas del Guadiana), planteadas por una comisión de expertos, no gustó a los vecinos.

No ocurrió lo mismo en Galicia, donde los nombres de Oza-Cesuras (A Coruña), unión de Oza dos Ríos y Cesuras en 2013; y Cerdedo-Cotobade (Pontevedra), en 2016, surgieron sin mayor revuelo. En el primer caso, encabezó el núcleo con mayor número de habitantes y, en el segundo, se recurrió al orden alfabético. Ejemplos de uniones y desuniones también existen en Castilla y León, donde durante los últimos años han pervivido dos casos opuestos al de Don Benito y Villanueva: el de los municipios del enclave burgalés de Treviño que quieren incorporarse a Álava y el de los pequeños pueblos salmantinos de El Cerro y el poblado de Valdelamatanza, donde los vecinos de esta última quisieron separarse para gestionar sus propios tributos.

En Treviño se han sucedido en las últimas décadas alcaldes del PNV, de Batasuna y de múltiples agrupaciones independientes que promovían la anexión al País Vasco, a lo que se ha opuesto la Junta de Castilla y León bajo el argumento de la integridad territorial expresada en el Estatuto de Autonomía.

Curiosamente, el Cerro está ubicado en el límite provincial con Cáceres y se da la circunstancia de que incluso sus vecinos tienen el prefijo telefónico cacereño (927), en lugar del 923 salmantino. En 2010, otra localidad salmantina, Agallas, ubicada en frontera entre estas dos provincias, también se planteó celebrar un referéndum para decidir su segregación de Castilla y León y anexión a Extremadura, que finalmente no se llevó a efecto.