Amor-Odio: Repasa las 10 participaciones de Carlos Sainz en el Dakar

El próximo mes de enero se cumplirán ocho años de que Carlos Sainz consiguiera su tan ansiado triunfo en el Dakar. El madrileño, afronta la que será su décima participación con la misma energía y fuerza de las últimas ediciones, esta vez conocedor de que está ante su última carrera de un equipo Peugeot Sport y que puede ser la última en el caso de que no llegue una oferta de uno de los equipos oficiales de cara a 2019. Demostrando que puede ser líder de la carrera, Sainz afrontará la edición de este año sabedor de los abandonos sufridos durante los cinco últimos años, mezcla de problemas de fiabilidad y accidentes. Cuatro han sido los proyectos con los que ha participado, Volkswagen, SMG, Jefferies Racing y finalmente Peugeot Sport, con todos ellos ha conseguido al menos una victoria de etapa. Destacaba especialmente su debut en 2006. El bicampeón del WRC completó la carrera con cuatro victorias de etapa, sin embargo, no podría pasar de una undécima plaza. Sainz, ya retirado del Mundial de Rallies desde 2005 (año en el que realizaría un par de incursiones en sustitución de François Duval) probaría suerte al año siguiente, de nuevo llegando a luchar por la victoria de la carrera y anotándose hasta cinco triunfos parciales. Lamentablemente, problemas mecánicos le dejarían fuera en el mismo año en el que se anotaría la Copa del Mundo FIA de Rallies Cross-Country. Sería el último año del Dakar africano, el cual se mudaría a Sudamérica en 2009 después de que la inestabilidad política llegara a amenazarla seguridad de participantes, organización y prensa.

El Dakar sudamericano al sprint:

Con el cambio de localización de la carrera, el itinerario favorecía claramente a los pilotos venidos del WRC. Sainz partía como uno de los galgos de la carrera y la prueba se le ponía muy de cara cuando superada la primera semana de carrera, el piloto de Volkswagen Motorsport lideraba con casi media hora de ventaja sobre su compañero hasta que un problema con el roadbook en la 12ª etapa tiraba todas sus opciones de ganar por un barranco. Los daños en el Volkswagen Race Touareg permitían al piloto español seguir en carrera, sin embargo, su copiloto, el experimentado francés Michel Périn le advertía de que no podía continuar debido a una lesión. El honor de vencer en la primera edición del Dakar sudamericano correría paradójicamente entonces a cargo de un piloto sudafricano, concretamente Giniel De Villiers, ahora en las filas de Toyota. Las dos siguientes ediciones, el duelo Nasser Al-Attiyah vs Carlos Sainz sería el protagonista de la carrera. En la edición de 2010 el madrileño, ahora junto a Lucas Cruz, se impondría convirtiéndose en el primer piloto español en conseguir vencer la categoría de coches y dándole al mismo tiempo la segunda victoria de Volkswagen en su largo camino en los rally-raids. La ventaja fue exigua, apenas 2 minutos y 12 segundos, por lo que se comenzó a forjar una gran rivalidad entre ambos, la misma que nos depararía impresionantes luchas sólo un año más tarde. En aquella ocasión le tocaría a Sainz claudicar, perdiendo la segunda plaza del podio después de quedarse atascado en una de las etapas clave al romperse la suspensión delantera. Sería el adiós de Volkswagen, lo que provocaría que el veterano piloto mundialista se quedara en casa al considerar que no había un proyecto para poder luchar por la victoria.

Formando equipo con el rival:

Cuando parecía que estaba a punto de quedarse fuera también de la edición 2013, Sainz contestó a la llamada de Nasser, el cual también se había tenido que buscar un nuevo horizonte para poder conseguir su segundo Dakar después de la salida de Volkswagen. Tras la mala experiencia del Hummer de Robby Gordon, el Príncipe qatarí preparó su propia estructura, con dos buggies creados por Jefferies Racing (tipo Baja, casis tubular, silueta y grandes recorridos de suspensiones) y en la que Carlos llegaría como segundo piloto, ambos bajo los colores de Red Bull y Qatar. Salió a por todas, anotándose el mejor tiempo en los dos primeros días (posteriormente se rectificaría uno de los tiempos) y comenzando líder la carrera en la que no se le había retirado la vitola de favorito. Era un proyecto con potencial, sin embargo, también se trataba de un concepto demasiado novedoso y con muchas piezas nuevas. La fiabilidad le dio la espalda y tuvo que abandonar finalmente una vez llegada la sexta etapa. En 2014 repetiría la experiencia al frente de su propio proyecto y sin necesidad de tener que pilotar un coche que había sido preparado para otro piloto. Fue un año de intenso trabajo para preparar el que sería su regreso al rally-raid más duro del planeta. En esta ocasión se preparó un equipo con dos unidades, con el apoyo económico de Red Bull y la experiencia del equipo de Philippe Gache. SMG construía un nuevo buggy atendiendo a todos los consejos dados por el propio Carlos Sainz, el cual se encargaría de desarrollar un concepto 4x2 que había quedado prácticamente desterrado debido a las potentes estructuras de Mitsubishi y Volkswagen a principios del Siglo XXI.

Era un proyecto a largo plazo, en este caso copilotado por Timo Gottschalk y con la intención de llegar a meta como principal objetivo en su séptima tentativa. Perdería algo de tiempo tras las dos primeras etapas, manteniéndose dentro de posiciones de podio hasta que una mala tercera jornada, con pérdida de rumbo y tres pinchazos incluidos, le relegarían a la cuarta plaza en un inicio de Dakar muy ajetreado y con muchos cambios de posiciones. La sorpresa llegaba sólo un día más tarde cuando conseguiría ponerse líder tras lograr la victoria de etapa y aprovechando el descalabro de sus principales rivales. De nuevo problemas eléctricos le volverían a acosar, relegándole hasta la sexta plaza. Llegaría una segunda victoria de etapa en lo que estaba siendo la autentica revelación del Dakar, sin embargo, el esfuerzo terminaría sin premio, sumando su segundo abandono consecutivo al sufrir un accidente en la novena etapa después de haberse desviado para echar combustible en una gasolinera. Terminaría dolorido después de dos vueltas de campana y con varias ideas claras: el concepto buggy con el actual reglamento podría ganar y que para tener todas las opciones debía disponer de una formación oficial.

Parte del Dream Team de Peugeot:

Durante 2015 firmaría un nuevo contrato con Peugeot Sport, acompañado por Cyril Despres y posteriormente con el anuncio de la llegada de Stéphane Peterhansel, el cual debería retrasar su anuncio debido a la necesidad de romper su acuerdo con X-Raid y MINI. La firma del león se lanzaría a la creación de un buggy con la silueta del Peugeot 2008 que se esperaba que pudiera explotar todas las ventajas competitivas que tenían por reglamento los 4x2 respecto a los tracción total. Sobre el papel parecía un concepto valido, algo que quedó demostrado con los tiempos realizados por los tres pilotos de la estructura, sin embargo, su tendencia a ponerse a dos ruedas y volcar terminaría con el abandono de la pareja Sainz-Cruz cuando no pudieron sortear una piedra mientras rodaban en el polvo de un quad. Con la llegada de la nueva evolución, el 2008 DKR, mucho más estable y ancho de vías, Sainz se mostró mucho más cómodo. El madrileño fue responsable del desarrollo de nuevas partes del buggy, así como de un intenso trabajo junto a Michelin para la producción de unos nuevos neumáticos. Tanto en 2016 como en 2017, Sainz lideraría la carrera, abandonando en el primer caso por una avería en la carcasa del cambio durante la etapa 10 y el pasado enero, al volante ya del Peugeot 3008 DKR, por un espectacular vuelco cuando comandaba virtualmente la clasificación. Durante más de diez años, Sainz ha demostrado que mantiene intactas su ambición y competitividad, algo que le ha hecho ser edición tras edición uno de los grandes candidatos a la victoria a pesar de tener como grandes rivales a un nueve veces Campeón del WRC, a Monsieur Dakar o al Príncipe Qatarí criado en el desierto. El próximo 6 de enero saldrá a las calles de Lima con la firma intención de conseguir su segundo tuareg dorado. Quién sabe si el broche perfecto para una carrera llena de éxitos.