Fermín Vélez y Pierre de Vizcaya, predecesores de Oriol Serviá

Oriol Serviá disputará este fin de semana las por octava vez, sexta consecutiva, con un total de nueve intentos en total. El piloto de Pals se ha convertido en los últimos años en el representante español en la IndyCar y como tal, es el único piloto de nuestro país en tomar parte en la carrera más importante del campeonato -una de las más importantes del mundo-. Pero antes de que Serviá pisara por primera vez el "Brickyard" -sobrenombre del circuito de Indianápolis, por la yarda de ladrillos que aún queda en la línea de meta-, los españoles ya habían competido en el legendario óvalo. Sucedió en dos momentos históricos muy distintos y con más de 70 años entre los dos primeros casos. Por lo tanto, el total de españoles en las 500 millas de Indianápolis es de tres... en los cien años de historia de la prueba.

El más reciente en hacerlo fue el añorado Fermín Vélez. También catalán -como Serviá, a quien ayudó en su paso a Estados Unidos-, Vélez pasó por la Fórmula 3000 entre otros lugares antes de buscarse la vida al otro lado del charco. Y la jugada le salió bien al acabar compitiendo en el campeonato IMSA y asociarse con el Team Scandia. Cuando la IndyCar se dividió en la CART y la IRL, el equipo decidió apostar por el segundo campeonato y ahí entró en juego Vélez. La escuadra, capitaneada por Andy Evans, entró muy fuerte en la IRL y en 1996 marcó un récord singular al inscribir hasta a siete coches para la carrera. El de Vélez era uno de ellos y en un año donde hubo 17 debutantes entre los 33 elegidos para tomar la salida, el barcelonés se clasificó en vigésimo octava posición. Era su primera carrera en la categoría y la curva de aprendizaje sería dura. Al final, un incendio en el motor tras 107 vueltas le dejó fuera de carrera. Al año siguiente volvió con el Team Scandia en calidad de uno de los pilotos del equipo en la IRL -disputó seis carreras a lo largo de 1996 y 1997- y las cosas fueron algo mejor. Aunque en parrilla volvió a estar en la décima fila, esta vez vigésimo noveno, consiguió ver la bandera de cuadros. Lo hizo en décima posición, con "solo" tres coches en pista por detrás suyo. Pero había logrado llegar al final de las 500 millas de Indianápolis... o 487 millas y media para ser precisos, puesto que terminó a cinco vueltas del ganador.

Mucho menos recordada es la presencia del noble Pierre de Vizcaya en las 500 millas de Indianápolis de 1923. En realidad y a pesar de nacer en Bilbao, el hijo del barón Agustín de Vizcaya pasó la mayor parte de su vida en Francia. Puede que fuera por ello precisamente, por lo que siempre compitió con el nombre de "Pierre", aunque también era conocido como Pedro. En 1923, tomó la salida desde la sexta posición en la entonces todavía bastante joven prueba. La progresión de la carrera es algo que se ha perdido en los anales de la historia pero lo que sí sabemos es que fue el último abandono de la carrera, tras 166 vueltas. El piloto de Bugatti quedó clasificado en duodécima posición a pesar de todo. Fue la última vez que un español estuvo en Indianápolis para las 500 millas hasta 73 años después. Tras Vélez, soo hubo que esperar cinco años para el primer intento de Serviá y once para su primera participación en 2008. Desde entonces, solo en 2010 ha faltado la bandera española en la "Indy 500". En Centímetros Cúbicos |