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Grandes desconocidos: los coches de reconocimiento del WRC
Grandes desconocidos: los coches de reconocimiento del WRC
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Hace unas semanas, con motivo del Rally de Monte-Carlo, hicimos un repaso a las labores de un ouvrier en el Mundial de Rallies. Hoy toca hacerlo también con otro gran desconocido de la disciplina, los héroes silenciosos y maltratados: los vehículos de reconocimientos. En la semana previa al rally, todas las tripulaciones realizan dos o tres días de ‘ recces’, en los que se dan varias pasadas a los tramos que se realizarán durante la prueba. En el pasado, los pilotos disponían de auténticas copias de los vehículos de competición. Esto nos permitía ver muletos (otro de los nombres que se le da a los coches de reconocimientos) con forma de los ya de por sí limitados Lancia Delta S4 o Audi Quattro S1, e incluso como en el caso de Peugeot Sport, se utilizaban vehículos que en el pasado fueron oficiales y disputaron pruebas. Obviamente la razón estaba en que el reglamento obligaba a construir 200 unidades para homologar a los Grupo B y muchas veces estos coches de competición con licencia para circular por la calle eran utilizados por las marcas como vehículos de test o reconocimientos.
Con el paso de los años, los equipos aposaron por opciones más rentables y menos ‘exigentes’. Los pilotos seguían buscando que el coche de ‘recces’ siguiera pareciendo al máximo al vehículo que días después utilizaría para competir. Sin embargo, también se apostaba por la versatilidad y la robustez, algo que ha permitido que estos vehículos se hayan utilizado durante años, incluso décadas, a pesar del castigo al que le someten los pilotos rally tras rally. Sin ir más lejos, los Volvo S60 del equipo M-Sport han pasado por las manos de varias generaciones, desde Carlos Sainz a Mads Ostberg pasando por Markko Martin o Marcus Grönholm. Sin ir más lejos, algunas de las unidades todavía conservan los asientos con las iniciales de Colin McRae, casi 15 años después de la última temporada del Campeón del Mundo británico. ¿Por qué Ford ha utilizado durante tanto tiempo un Volvo? Básicamente porque la firma del ovalo no tenía a principios de Siglo XXI un tracción total de estas características y el S60 es la perfecta definición de durabilidad. Situación similar se encontró Hyundai cuando entró al WRC hace dos temporadas. Sin un vehículo 4x4 de estas características, la marca coreana tuvo que echar mano de los coches de otro fabricante. Si en el caso de Volvo y Ford hay la ventaja de que ambas forman parte del mismo grupo, Hyundai se decantó por BMW y su Serie 1 de tracción total, al tener un acuerdo de colaboración con los bávaros. En el caso de Volkswagen, la decisión era sencilla. El Golf R es un vehículo similar en cuanto a dimensiones y referencias al Polo R WRC y los 300 CV de potencia cumplen sobradamente con las necesidades para reconocer tramos de tierra, nieve/hielo y asfalto. Citroën es el ejemplo más curioso de todos los fabricantes del Mundial de Rallies. La firma de los dos chevrones tampoco tenía un modelo capaz de cumplir con estos requisitos, por lo que se decidieron por una marca y un vehículo que no supusiera un rival directo a los intereses comerciales de los galos. Se declinó por el Mitsubishi Lancer EVO IX, en este caso, preparados y mantenidos por la formación catalana Calm. Es por ello que durante el último lustro ha sido habitual ver a Ogier, Loeb o Sordo conducir el coche de la firma de los tres diamantes con matricula española justo antes de las pruebas del WRC. Precisamente, Mads Ostberg debe estar agradecido a que Citroën, como otros equipos oficiales, monten la jaula de seguridad también en sus coches de reconocimiento, ya que de no ser así no hubiera escapado con apenas dos costillas fracturadas del fuerte accidente con un camión en el pasado Rally de Australia. Obviamente, los equipos privados o más modestos no tienen estas facilidades y deben adaptarse a lo que tienen. La mayoría se decantan por modelos 4x4, aunque esto signifique que haya que utilizar algún SUV de gama media para hacer los reconocimientos. En Campeonatos Nacionales, como el nuestro de Asfalto, la importancia de la tracción no es tanta, por lo que los participantes que tienen opción de elegir se decantan por modelos lo más parecido posibles al de carreras. Los Opel oficiales utilizan el homólogo de calle del Adam R2, mientras que los que hasta ahora competían con los Porsche 911 GT3 (Miguel Fuster, los hermanos Vallejo, Iván Ares, Pedro Burgo) solían contar con modelos de cortesía prestados por los respectivos Concesionarios Porscheque se los cedían en algunos casos a cambio de aparecer como patrocinadores.Publicidad