Al francés y a su copiloto, Julien Ingrassia les vale su sexta plaza actual en Australia
Sébastien Ogier está a seis tramos de lograr su sexto título de Campeón del WRC
Se esperaba que la lluvia hiciera acto de aparición durante el sábado y finalmente esperaría hasta el último momento para dejar una superspecial disputada en condiciones absolutamente dantescas.
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Mirando al cielo a la espera de las tormentas que habían sido anunciadas durante las últimas horas. Finalmente, el Rally de Australia ha visto una etapa del sábado mayoritariamente sobre seco, con una tímida primera aparición de la lluvia al mediodía, justo cuando los equipos esperaban a los pilotos y copilotos en la asistencia para preparar los coches de cara al bucle de la tarde. Quedaba por ver si Sébastien Ogier conseguiría mantener su posición de fuerza frente a un Ott Tänak que se encontraba en posiciones de podio y con un Thierry Neuville que tenía que recuperar plazas si quería llegar con ‘algo de vida’ a la última jornada del año.
El belga tenía el inconveniente de tener que salir segundo a los tramos de tierra de la cita oceánica tras el gentleman driver Jourdan Serderidis, ganador el año pasado de la única edición realizada de la Copa FIA de World Rally Cars. El griego, a un ritmo mucho más lento que el resto de los pilotos oficiales del Mundial, realizaba unas trazadas completamente distintas a las que seguían los pilotos que salían tras él, algo que obligaba a Thierry Neuville a hacer prácticamente unas primeras roderas que el resto de sus rivales ya seguirían.
Con el de Hyundai alejándose de los tiempos de cabeza, quedaba por ver si la estrategia de M-Sport de situar a sus dos pilotos gregarios, Elfyn Evans y Teemu Suninen, por delante en el orden de salida le favorecería a Sébastien Ogier. El francés se encontraba las especiales en mejores condiciones de agarre que el piloto del Hyundai i20 WRC Coupé, sin embargo, admitía estar afrontando esta jornada con una actitud mucho más conservadora al tenera a Neuville tras él en la general.
Un error de Craig Breen y la falta de acoplamiento de Mads Ostberg a los reglajes elegidos hoy para el Citroën C3 WRC allanaba el camino para los Toyota, colocándose primer Jari-Matti Latvala en el liderato y cediendo ya al final del bucle vespertino la primera posición a un Ott Tänak que parecía firmemente decidido a lograr su quinta victoria del año. El estonio estaba fuera del foco de Ogier, sabedor de que los 23 puntos de renta con los que llegaba el francés aquí sobre el pupilo de Tommi Mäkinen eran demasiado. Con los 25 puntos de la victoria y con Sébastien atascado en la sexta posición, esta diferencia ser reducía virtualmente a falta de cinco tramos y la Power Stage definitiva en la que se repartirán puntos extra a los autores de los cinco mejores tiempos en la última especial del rally y del año.
También Neuville escalaba posiciones in extremis, en este caso valiéndose de un Teemu Suninen sin ritmo que le abría las puertas de par en par de la octava plaza de la general, a medio minuto de un Elfyn Evans que debía mantenerse cubriéndole las espaldas a Sébastien Ogier en el camino del francés y de su copiloto, Julien Ingrassia, hacia su sexto título mundial consecutivo.
Si las circunstancias parecían encaminar el entorchado de la pareja francesa salvo error o problema mecánico de última hora, Toyota está llamada a conseguir su primer campeonato del mundo de constructores desde el conseguido en 1999, su último año en el WRC antes de afrontar el reto de la Fórmula 1. Con Tänak y Latvala en las dos primeras plazas y Esapekka Lappi en la quinta después de un golpe de Craig Breen contra un árbol que dañaba la suspensión trasera izquierda del Citroën C3 WRC, los japoneses tienen prácticamente todas las cartas para cosechar un trofeo más para su ya abultado palmarés deportivo. Hayden Paddon salva el honor de Hyundai desde la tercera plaza del podio a la que llegaba después de que Mads Ostberg se dejara un mundo en el 15º tramo cronometrado por problemas de reglajes.
Era en ese momento, cuando solo restaban las dos pasadas por la superespecial de Destination NSW cuando la lluvia volvería a aparecer y en esta ocasión en forma de fuerte tormenta. Solo se libraría el primer grupo de cuatro pilotos en salir al tramo espectáculo de apenas 1,27 kilómetros cronometrados, Thierry Neuville entre ellos. Sébastien Ogier, Jari-Matti Latvala, Ott Tänak o Mads Ostberg salían al recorrido con unas condiciones de agarre muy limitadas debido a los reglajes de tierra que llevaban los coches y que los neumáticos ya estaban completamente consumidos después de completar el bucle.
Especialmente damnificados salían Latvala y Ostberg, con el finlandés alejándose por completo de la lucha por la victoria con su compañero de equipo, Ott Tänak y cayendo ya a más de 20 segundos del liderato que llegó a ocupar de forma fugaz durante la etapa. A Jari-Matti le tocaba mirar hacia atrás, con Hayden Paddon llegando a apenas 4,4 segundos a la posición de un Latvala que está muy cerca de quedarse sin una estadística que dice que ha conseguido al menos una victoria todas las temporadas desde que consiguió estrenar su casillero en el Mundial de Rallies en 2008. Mads Ostberg por su parte cedía terreno y veía su cuarta plaza peligrar respecto a un Esapekka Lappi que se situaba a solo 3,8 segundos. En la lucha por el título de pilotos, Neuville y Tänak siguen dependiendo de un error de Ogier para poder asaltar el liderato en la Power Stage.
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