CUANDO LA BÚSQUEDA DEL AHORRO CONSIGUE LO CONTRARIO
3 trucos para bajar el consumo de tu coche que, en realidad, lo están dañando
Para la inmensa mayoría de conductores el utilizar un vehículo que consuma poco carburante es prioritario. La conducción afecta de manera inapelable a las cifras de eficiencia que consigamos, pero no todo vale a la hora de reducir el consumo.
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Uno de los factores de mayor peso a la hora de escoger nuestro coche es el consumo de combustible. En una época en la que el precio tanto del diésel como de la gasolina se sitúa en niveles más que elevados, el consumo de carburante puede inclinar la balanza hacia una u otra elección cuando escogemos nuestro nuevo vehículo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todo es "culpa" del coche, sino que nosotros, como conductores, podemos influir de manera decisiva en la cifra de consumo en cada uno de nuestros viajes.
Desde cuánto y cómo aceleramos hasta cómo aprovechamos las características de nuestro coche, todo influye si lo que queremos es reducir al máximo el impacto del consumo de nuestro coche en el bolsillo. Sin embargo, circulan ciertas creencias que, en realidad, suponen un impacto negativo en el gasto final de nuestro coche. Y es que no todo vale a la hora de reducir el gasto de carburante, aquí tienes tres estrategias para reducir el consumo que, en realidad, consiguen el efecto contrario.
3 métodos para ahorrar combustible que, en realidad, consiguen lo contrario
De nada sirve conducir el coche más eficiente del mercado si luego, a la hora de la verdad, nos ponemos "palos en las ruedas" a nosotros mismos tratando de ahorrar combustible.
- Sobreinflar los neumáticos: muchos conductores creen que a la hora de circular, es beneficioso para el consumo sobreinflar los neumáticos o, lo que es lo mismo, hinchar los neumáticos muy por encima de las especificaciones marcadas por el fabricante. Nada más lejos de la realidad: al inflar las ruedas más de la cuenta conseguimos reducir la duración del neumático (ya que éste sólo toma contacto con la carretera en una pequeña zona de la banda de rodadura) y, además, reducimos el agarre, lo que nos obligará a frenar más de la cuenta.
- Apagar el coche circulando: la mayoría de coches en la actualidad cuentan con un sistema "Start&Stop" que apaga automáticamente el motor en detenciones. Muchos conductores creen que apagar el coche voluntariamente, incluso en marcha, nos ahorra combustible. En realidad, estamos poniéndonos en peligro para conseguir un ahorro que no es tal, ya que lo que gastamos cada arrancada y parada no compensa el supuesto ahorro.
- Circular a velocidades anormalmente bajas: el motor de nuestro coche está diseñado para funcionar dentro de unos determinados márgenes en los que aporta la mayor cantidad de potencia con el menor consumo de carburante. Forzar al motor a trabajar en unos regímenes de revoluciones anormalmente bajos no sólo hará que gastemos más carburante (el motor consume más para no pararse y para funcionar suavemente) sino que además, podemos provocar averías secundarias en el propulsor.
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