A estas alturas ya no nos escandalizamos de oír qué
el diésel es un problema de salud pública. El carburante usado por una amplia cantidad de vehículos en nuestras ciudades es a día de hoy el enemigo a batir, sí, y hace tan solo unos años era el paradigma de la eficiencia y la tecnología. Casos recientes como la , acuerdo al que en un primer momento pareció haberse unido Madrid, ponen de manifiesto que es solo cuestión de tiempo que este tipo de medidas más radicales lleguen hasta nuestras ciudades. Para respaldar la aplicación de este tipo de medidas tan tajantes y polémicas, desde Londres nos llega una campaña que saca a relucir las cifras de muertes relacionadas de forma directa e indirectamente con el uso de vehículos movidos por gasóleo. Concretamente se habla de
6.400 muertes al año evitables si se aplicara una normativa en la que se prohibiera la circulación de vehículos con motor diésel. Según médicos de la ciudad de Lóndres, sector promotor de esta campaña en favor de la prohibición del diésel,
el 40% de las emisiones de óxidos de Nitrógeno y partículas PM10 provienen de los vehículos equipados con una motorización diésel y están directamente relacionadas con afecciones respiratorias. Se reclama por lo tanto medidas más radicales y de aplicación inmediata para atacar por ejemplo las altas tasas de asma en niños que se han disparado en la ciudad de Londres comparando los casos con el resto de capitales europeas. Londres vive con cierta frecuencia episodios de alta contaminación, y aunque a día de hoy ya existen zonas de exclusión y medidas para prohibir la circulación de vehículos contaminantes, se reclaman acciones que consigan un cambio con mayor celeridad para evitar las consecuencias de los altos niveles de contaminación que adolece la ciudad británica. Fuente:
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