El del aceite no es el nivel del líquido de tu coche que más debería preocuparte

El mantenimiento del coche es fundamental para no acortar su vida útil y, sobre todo, para que tus visitas al taller sean, exclusivamente, las rutinarias. Hay revisiones que puedes hacer tú mismo porque son muy visuales: la de los líquidos es una de ellas. Y no, no vamos a hablarte del aceite de tu vehículo, sino de otro componente que también debería tener toda tu atención.

En los modelos de combustión interna, el propio funcionamiento de la mecánica genera altas temperaturas y ese calor puede afectar al rendimiento del motor: para que esto no suceda, existe el sistema de refrigeración. Su objetivo es controlar esos grados para que no superen, aproximadamente, los 90 y que el coche pueda funcionar correctamente.

El líquido refrigerante o anticongelante

Entre los componentes de ese sistema de refrigeración, nos encontramos con el líquido refrigerante o anticongelante: observando su nivel podemos saber si nuestro coche tiene una avería. Un leve descenso no significa que debemos pasar por el taller: por su propia función, es normal que se evapore ligeramente y que en la revisión general haya que rellenar su depósito con una pequeña cantidad.

Las alarmas deben saltar cuando ese descenso es muy agudo y muy frecuente. Y, por supuesto, cuando el testigo del cuadro de instrumentos (un termómetro sobre unas líneas onduladas) se ha encendido. Dependiendo del modelo, será digital representando sólo el icono o circular: en este caso, además del dibujo, habrá una aguja que señale la temperatura.

¿Cómo comprobar el nivel del anticongelante?

Para observar la evolución del líquido refrigerante, debes colocar el coche en un lugar llano y esperar a que el motor se enfríe. Será entonces cuando puedas abrir el capó y buscar el depósito: suele ser de plástico semitransparente y tiene un tapón negro o azul. En uno de los laterales encontrarás dos marcas, que señalan el máximo y el mínimo: debe estar entre ambas.

Si tienes que reponer el anticongelante, podrás hacerlo tú mismo: recuerda que forma parte de un circuito cerrado así que tienes que abrir tapón del depósito poco a poco. Dado este paso, sólo tienes que rellenar el depósito: el líquido refrigerante debe ser el recomendado por el fabricante y tendrá diferentes colores, dependiendo de su protección contra la corrosión, su punto de congelación y su punto de ebullición. Por cierto, esta operación también hay que llevarla a cabo con el motor frío.

Los motivos

Si después de llenar el depósito del anticongelante, en un periodo corto de tiempo, su nivel ha descendido… es señal de que hay una avería. Esta puede estar causada por diferentes motivos: la pérdida puede venir de un manguito, que tenga una mínima rotura o un poro, del radiador (del normal o del de la calefacción), de la bomba de agua, etc.

El caso más grave está protagonizado por la junta de la culata: esto provoca que el anticongelante llegue a los cilindros y forme parte de la combustión del motor. Sea cual sea el motivo, si compruebas que el nivel del líquido refrigerante tiene un comportamiento extraño, la única solución es pasar por el taller.

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