¿Aparcado al sol? Cuatro consejos para evitar que tu coche se convierta en una sauna

En un verano que no hace más que romper, coger el coche a veces se convierte en una tarea de alto riesgo, sobre todo si ha estado estacionado al sol durante varias horas. Si no puedes evitar aparcar en una zona donde el sol incida de forma directa en tu coche, seguro que estos consejos te son útiles para que el verano no haga del interior de tu vehículo una auténtica sauna. Aparcar al sol no implica que no se pueda evitar que buena parte de los rayos solares entren en el habitáculo. Un par de parasoles situados en las lunas más grandes evitarán que buena parte de la radiación incida directamente en el interior, recortando un buen puñado de grados centígrados. Una vez utilizados, plegados y en el maletero apenas ocupan espacio. Si llegamos al coche y la temperatura interior es muy alta, un buen truco es el de abrir y cerrar la puerta del conductor cinco o seis veces de forma enérgica. Con este simple gesto expulsarás del habitáculo buena parte de la masa de aire caliente que se ha formado en el interior.

El aire acondicionado puede ser nuestro mejor amigo durante estas fechas. Si tu coche ha estado parado al sol durante unas cuantas horas, lo mejor es que abras las ventanillas un par de minutos una vez comiences a circular, para expulsar al máximo el aire caliente. A partir de ese momento, activar el aire acondicionado y cerrar las ventanillas en cuanto notemos aire frío, evitando así que vuelva a entrar aire caliente al interior. Hablando del aire acondicionado, es también importante revisar con frecuencia el filtro del habitáculo en caso de que nuestro vehículo lo equipe. Un filtro nuevo y limpio facilita el funcionamiento del sistema de ventilación, maximizando el flujo de aire e impidiendo que agentes externos puedan embozar y bloquear los conductos del sistema de aire. En Centímetros Cúbicos: