UN TOYOTA DISFRAZADO
Así era el brutal Rolls-Royce que Christian Dior llevó al Dakar y que la marca trató de retirar
Ver correr el Dakar a un Rolls-Royce es de lo más raro, y eso que hay cosas raras en el Dakar. Sin embargo, de Rolls-Royce solo tenía la carrocería, el resto presumía de orígenes de lo más variopinto

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El Dakar de 1981 tuvo un protagonista de lo más particular, un vehículo que destacaba por encima del resto por derecho propio, y no es fácil destacar en una prueba como el Dakar, repleta de máquinas espectaculares y algunas bastantes bestias. Pero claro, no es muy común ver un Rolls-Royce entre los participantes de la prueba off road más dura del mundo...
Los participantes del París-Dakar –por entonces todavía se iba de París a Dakar– son de lo más diverso. Hay vehículos oficiales, lo máximo en tecnología e ingeniería para obtener los mejores resultados posibles, pero también hay vehículos menos evolucionados y hasta preparaciones caseras, aficionados que, con un enorme esfuerzo, logran tener un vehículo y el dinero suficiente para poder participar en una prueba que, por si alguien no lo sabe, no perdona fallos.
Y cuando hablamos de vehículos particulares, nos referimos a coches como un Renault 4 que corrió en 1979 y logró acabar quinto de la general en su primera participación –al año siguiente acabó tercero–, el Jules Proto, un coche con seis ruedas de lo más llamativo, un Mercedes 500 SLC modificado para la ocasión y, por supuesto, el Rolls-Royce Corniche que, como curiosidad, tenía cierta relación con el Jules Proto, pues Christian Dior patrocinaba ambos modelos con su perfume llamado Jules.

No es oro todo lo que reluce
En realidad, el Jules Proto y el Rolls-Royce Corniche que corrió en el Dakar allá por 1981 tenía más relación todavía, pues en ambos casos, además de Dior, también estaba involucrado Thierry de Montcorgé, un piloto de rallye aficionado que no solo tenía dinero, también contactos para encontrar patrocinadores y mucha ayuda para afrontar un reto como el Dakar. De hecho, Dior aportó la mitad del presupuesto necesario para poder participar, no debemos olvidar que un Rolls-Royce cuadra a la perfección con la imagen del especialista en moda.
De todas formas, aunque hablemos de un Rolls-Royce Corniche, en realidad, solo era la carrocería, el resto nada tenía que ver con la firma británica. El Corniche es un descapotable de altísimo lujo, que no ha sido pensado para recorrer las dunas del desierto a máxima velocidad, sino para llevar a sus ocupantes con un confort superlativo, rodeados de un lujo abrumador. Meter un coche así en las dunas del desierto no tiene un buen final, y eso lo sabían aquellos majaretas que idearon el proyecto.
Por eso, bajo la carrocería del Corniche había un chasis de Toyota Land Cruiser HJ45, una estructura de largueros muy robusta que, además, tenía una batalla que solo variaba un centímetro con respecto al coche original. Pero no acaban aquí las cosas, ya que bajo el capó tampoco habçia un motor Rolls-Royce, ni siquiera Toyota, si no un V8 de origen Yankee, un Chevrolet de 5,7 litros atmosférico capaz de generar 350 CV. Era un verdadero mecano que, como cabría esperar, llamo poderosamente la atención durante el inicio de la prueba en París.

Un accidente truncó las esperanzas
La verdad es que no fue fácil llegar a poner el Corniche en la línea de salida, pues desde Rolls-Royce no estaban muy conformes con la idea de que uno de sus coches se viera en una situación semejante, más aún cuando del coche original quedaría solo la carrocería y los interiores; bueno, en realidad la carrocería tampoco era original, sino una reproducción para la ocasión con fibra de vidrio. La insistencia de Dior por el proyecto fue vital.
Después de ser el centro de atención en París, el Rolls-Royce mantuvo la atención de todo el mundo al colocarse en 13ª posición a mitad de rallye, lo que significa que las cosas iban más que bien. Sin embargo, poco después sufrieron un accidente con uno de los camiones participantes y la reparación que se realizó fue declarada ilegal por la organización, así que fueron descalificados y no pudieron puntuar.
Tras aquello, el coche ha sido protagonista en algunas ocasiones tras una restauración, pues fue subastado en 2024 por la casa Aguttes, y alcanzó casi 600.000 euros –594.420 euros–.
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