Las nuevas normativas de emisiones propiciaron que en el pasado, muchos fabricantes comenzasen a integrar en sus vehículos diésel –no lo encontraremos en un coche gasolina– la tecnología Adblue, un aditivo compuesto por una disolución de urea de alta pureza en agua, que reduce las emisiones de NOx emitidas por los vehículos; esencial para que dichos vehículos consiguieran superar las normativas exigidas y los fabricantes pudiesen comercializarlos.
Esta solución llegó para superar la temida norma Euro 6, y está presente en vehículos gasóleo potentes y, principalmente, en modelos de gran tamaño. Sin embargo, no llevar un control exhaustivo de este componente o no rellenarlo a tiempo podría tener diversas consecuencias. VER VÍDEO.