El BMW M eléctrico empezó siendo un coche inconducible, pero promete ser más manejable que los M de gasolina

BMW quiere que sus coches M eléctricos sean más rápidos, más precisos y más efectivos en curva que los de gasolina. Una meta ambiciosa, ¿verdad? Sobre todo si recordamos que los primeros prototipos eran auténticos monstruos indomables. La marca alemana está convencida de que lo conseguirán, aunque tendrán que superar distintos retos.

De inconducible a revolucionario: así quiere BMW que su M eléctrico supere a los de gasolina

Para entender la dirección que ha tomado BMW M, hay que retroceder un poco en el tiempo. Todo comenzó con un prototipo de M2 F87 que superaba los 1.000 CV y, según cuentan, era tan salvaje que era casi imposible de conducir con precisión. Aquello sirvió como banco de pruebas para la división M, que afinó la receta con el i4 M50. Con cuatro motores eléctricos, frenos carbocerámicos y un chasis reforzado con los ejes más anchos del M3 y M5 este modelo se ha convertido en el verdadero campo de pruebas de la marca.

¿Eléctrico y más ágil que un M3? BMW apuesta todo a su nueva tecnología

BMW defiende que los coches M eléctricos serán tan efectivos como los de combustión, incluso los superarán en ciertos aspectos. La clave está en la gestión de la potencia: los cuatro motores permiten un control absoluto sobre cada rueda, maximizando la tracción y logrando un coeficiente de fricción óptimo en cada situación. El coche sabrá exactamente cuánta fuerza necesita cada rueda en cada momento, mejorando el paso por curva y la estabilidad.

Hay un problema, el peso. Un coche eléctrico de alto rendimiento suele ser más pesado que uno de gasolina, y eso puede afectar a la agilidad y la respuesta. BMW lo sabe y por eso está desarrollando una batería de alto voltaje diseñada específicamente para los modelos M. La idea es equilibrar la balanza entre autonomía y rendimiento sin comprometer la esencia de la conducción deportiva.

Otro aspecto revolucionario es la eliminación de las unidades de control independientes para la dirección, los frenos y el motor. En su lugar, todo estará gestionado por un “cerebro central” que tomará decisiones en fracciones de segundo para optimizar el comportamiento del coche. Esto es: reacciones más inmediatas y una sensación de control superior, incluso frente a los actuales M de combustión.

El BMW M eléctrico no busca imitar, sino dar un palmetazo encima de la mesa.

El i4 M50 ya ha sido puesto a prueba en condiciones extremas, como los lagos helados de Arjeplog, Suecia. Estas pruebas han sido clave para perfeccionar el sistema de tracción y estabilidad, asegurando que el coche pueda rendir al máximo incluso en situaciones límite. Además, según fuentes cercanas a BMW, el primer M eléctrico de producción será un sedán basado en el M3, con el nombre en clave “ZA0” y construido sobre la plataforma Neue Klasse. Su llegada está prevista para 2027.

El tiempo dirá si los M eléctricos logran conquistar a los entusiastas de la marca. Por ahora, lo que está claro es que la división M no se conforma con seguir la tendencia, sino que busca reinventarla a su manera.

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