¿DE QUIÉN ES LA CULPA?
El cada vez más frecuente problema para las grúas municipales: coches demasiado "gordos"
Los coches han evolucionado mucho en los últimos años, pero lo cierto es que esa evolución también ha traído consigo algunas contrapartidas que pueden llegar a afectar al resto de usuarios. ¿De qué estamos hablando?
Publicidad
En las últimas décadas la evolución de los automóviles ha sido importantísima, abarcando avances en cualquier aspecto que se nos pueda ocurrir. A mediados del siglo XX, los coches eran simples máquinas con motores de combustión interna que funcionaban principalmente con gasolina. La introducción de la electrónica en los años 70 y 80 marcó un punto de inflexión, permitiendo mejoras en la eficiencia y en el rendimiento del motor. Los sistemas de inyección electrónica de combustible reemplazaron a los carburadores, y los primeros sistemas de gestión del motor y diagnóstico a bordo comenzaron a aparecer.
A medida que avanzaba el siglo XXI, la tecnología de los automóviles experimentó una transformación aún más radical con la incorporación de la digitalización y la conectividad. Los vehículos modernos ahora están equipados con sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS) y, además, la integración de sistemas de infoentretenimiento, navegación y conectividad a internet ha convertido a los coches en verdaderas plataformas móviles.
En cualquier caso, esta evolución no está exenta de problemas. Uno de los más graves, que además se ha hecho más patente en los últimos años debido a la electrificación y a la moda SUV, es el progresivo aumento del peso de los coches. Este incremento en tamaño y peso ha generado diversos problemas, como la dificultad para que los servicios de grúas municipales retiren o muevan estos vehículos. Los equipos y grúas, diseñados para vehículos más ligeros, se enfrentan a serias limitaciones al tratar de manejar coches que exceden su capacidad operativa.
Esta situación no solo retrasa el despeje de vías en casos de averías o accidentes, sino que también puede causar bloqueos prolongados, afectando negativamente al tráfico y generando inconvenientes para otros conductores. Además, el espacio adicional que estos vehículos ocupan puede complicar la maniobrabilidad en áreas urbanas densamente pobladas y reducir la disponibilidad de estacionamiento, ampliando aún más los problemas de movilidad en las ciudades.
Tanto es así que, en ocasiones, los propios servicios de grúa municipal de algunas ciudades tienen que admitir ser incapaces de retirar un vehículo mal aparcado o incorrectamente detenido precisamente por su peso y dimensiones, un problema que cada vez va a ir a más si tenemos en cuenta que ya es posible encontrar en nuestro país coches nuevos cuya masa supera las 3 toneladas.
Publicidad