Cayenne: 20 años del Porsche que salvó a Porsche

“Si fabricamos un modelo todoterreno de acuerdo con nuestros estándares de calidad y el escudo de Porsche en el frontal, la gente lo comprará”.

Una frase que dijo Ferry Porsche allá por 1989, cuando ni por asomo se pensaba que un todoterreno podría ser deportivo. Pero como hizo en su día con el 911, para él no existía el SUV perfecto, así que tuvo que fabricarlo. Este año se cumplen 20 años de la llegada del Porsche Cayenne, un modelo que revolucionó a toda la industria del automóvil y salvo a Porsche de la quiebra.

A mediados de los 90, la marca de Stuttgart se tenía que poner las pilas rápido. Sufría la peor crisis económica de su historia, y si no quería quedar en el olvido, tenía que desarrollar coches más allá del legendario 911. Por suerte, en 1996, con la llegada del Porsche Boxster, el fabricante comenzaba a ver la luz al final del túnel. Pese al éxito del pequeño deportivo, y con solo dos modelos la empresa, no podía asegurar su futuro económico.

Pero con un “tercer Porsche”, sí. Al principio no se tenía muy claro en qué segmento se catalogaría este coche. ¡Se llegó a pensar incluso en un monovolumen! Pero finalmente, muy influenciados por la gran presencia de la marca en Estados Unidos y el auge de los todoterrenos, se decidió por un 4x4, algo que no gustó a todos los clientes de la marca. Pero el éxito que tuvo…”calló” muchas bocas.

Un proyecto que se dio a conocer de forma oficial en 1998, bajo el nombre de “Colorado”, anunciando que tanto el Porsche Cayenne como el Volkswagen Touareg, compartirían la misma plataforma, con la fecha de llegada al mercado en 2002. No tardando mucho, el Cayenne, con su mayor espacio interior, sus altas prestaciones, potencias de hasta 521 CV y su gran versatilidad, hizo que los clientes de Porsche pronto reservaran uno.

Y no fueron precisamente pocos los pedidos. Porque la primera generación, en solo ocho años, logró vender 276.652 unidades. Había nacido el Porsche de los todo-terreno.

Sin embargo, ese camino hacia ese éxito no estuvo libre de obstaculos. Porque, dado el elevado peso de este tipo de modelos y la gran potencia de las versiones más prestacionales, se produjo un “sacrilegio” inesperado para la marca que tenía a gala hacer los deportivos que mejor frenaban del mundo. Porque los Cayenne más potentes no frenaban como se esperaba, aunque eso se solucionó empleando en ellos discos de carbono, una aportación decisiva del modelo a la categoría.

Gran parte de su éxito vino de uno de sus elementos más característicos: el PASM. Un sistema que ajusta continuamente la dureza de la suspensión dependiendo del estado de la carretera y el estilo de conducción, siendo el primer Porsche en estrenarlo. Esto, unido a una suspensión neumática que podía elevar la distancia libre al suelo hasta los 27,3 centímetros, permitía al Cayenne adentrarse en terrenos en los que ningún otro Porsche, y muy pocos todoterrenos, podía llegar. Hace poco se supo que el Cayenne de primera generación podría haber tenido una versión Cabriolet o descapotable, pero solo se quedó en fase de prototipo y nunca llegó a la producción. En 2007 llegó una actualización, que trajo por primera vez una versión GTS a la gama del Cayenne.

Y en 2010, Porsche, ya muy saneada económicamente gracias al éxito de este modelo, no se conformaba y quería más. Así que, lanzó la segunda generación del Porsche Cayenne. Como es lógico, llegó con un nuevo lenguaje de diseño, más redondeado, pero a la vez más más estilizado. Pero lo más importante vino debajo del capó.

Fue el primer modelo de producción de Porsche en llevar motores híbridos, con la versión Cayenne S Hybrid. Un sistema que no solo elevó sus cifras de potencia, hasta los 380 CV, sino también su eficiencia, con un consumo homologado de 3,4 l a los 100 km. Más tarde, en 2014, llegó el E-Hybrid, la versión híbrida enchufable con más potencia aún, 416 CV, y más de 30 kilómetros de autonomía en modo 100% eléctrico.

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