UN GESTO QUE AYUDARÁ A TU COCHE

Cómo usar tu pie izquierdo para evitar una avería de miles de euros en tu coche

Usando los pies -además de la cabeza- podemos alargar la vida útil de muchos componentes del coche, algunos de ellos muy caros de sustituir

Frenada de emergencia

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Es evidente que los coches, con el paso del tiempo, han ido evolucionando. Su tecnología es completamente diferente, su capacidad para protegernos y proporcionarnos elementos de confort tampoco tiene nada que ver con lo que eran capaces de hacer los coches de hace décadas, aunque también es cierto que los principios básicos de funcionamiento de nuestros vehículos siguen siendo los mismos: una máquina térmica que genera energía mecánica, una transmisión, un sistema de dirección y un sistema de frenos.

El conductor es capaz de controlar el vehículo haciendo uso únicamente de sus manos y de sus pies, un sistema de manejo que permite, de manera cómoda y de fácil aprendizaje, conducir muchos tipos de vehículos. Esos controles con las manos y con los pies, especialmente éstos últimos, también influyen en la calidad de vida que el conductor da a su vehículo, de manera que con simples gestos es posible alargar de manera notable la vida útil de buena parte de los componentes del vehículo.

Cómo alargar la vida útil de tu coche con los pies

Puede parecer una frase un tanto desconcertante, pero lo cierto es que utilizar tus pies de manera correcta puede ayudar, de manera determinante, a alargar la vida útil de buena parte de los componentes mecánicos de tu coche y en especial de los que forman parte de la transmisión, algunos de ellos especialmente caros y difíciles tanto de reparar como de sustituir. ¿A qué nos estamos refiriendo entonces con utilizar los pies correctamente? Aquí van algunos ejemplos de ello:

  • Evitar frenazos y acelerones: cuando utilizamos bruscamente los pedales, en especial cuando hablamos del freno, estamos sometiendo a un estrés en ocasiones innecesario a componentes como las rótulas y brazos de suspensión, que se deterioran mucho antes al tener que gestionar de manera mucho más intensa el peso del vehículo.
  • Usa el embrague con suavidad: de nada te va a servir pegarle patadas al pedal del embrague para intentar meter las marchas una décima de segundo más rápido, ya que lo único que conseguirás es estresar y sobrecalentar el disco del embrague, acelerando su deterioro.
  • Pisa el embrague para arrancar: la mayoría de los coches modernos ya incorporan este sistema de seguridad, que impide el arranque si el pedal no está pisado. Con este sistema se minimiza el riesgo de que el coche salte hacia delante si intentamos arrancar con una marcha metida, aunque no es su único beneficio, ya que al hacerlo eliminas el efecto de arrastre sobre el volante de inercia, uno de los elementos más costosos y difíciles de sustituir en caso de avería.
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