PELIGRO
¿Conduces sin poner el aire para ahorrar? Este es el peligro al que te expones
Cuando conducimos con mucho calor debemos tomar precauciones al volante, ya que afecta a la conducción.
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Durante las últimas semanas las altas temperaturas han sido la tónica predominante. La ola de calor ha provocado que en algunos puntos de España el mercurio haya superado los 30 grados. Cuando esto sucede debemos tomar precauciones al volante, ya que afecta a la conducción.
Si eres de las personas que no ponen el aire acondicionado o el climatizador para ahorrar, debes saber que estás cometiendo un error que puede salir muy caro. VER VÍDEO.
Lo ideal es conseguir una temperatura ambiente agradable en el coche para evitar el calor extremo que puede afectar a los sentidos del conductor. De hecho, conducir por encima de cierta temperatura tiene el mismo efecto que hacerlo después de haber bebido unas cuantas copas. ¿Quieres saber a qué temperatura ocurre eso? Las respuestas las tienes en el vídeo de arriba.
Por último, no olvides realizar paradas cada dos horas de conducción, así cómo llevar una botella de agua o un refresco para hidratarte adecuadamente.
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Hablamos de golpe de calor cuando la temperatura corporal de un individuo supera los 40 °C, momento en el que la gestión corporal del calor deja de ser eficaz: el propio cuerpo es incapaz de regular su temperatura, que no para de aumentar. Un golpe de calor puede causar lesiones muy severas en cuestión de minutos, llegando incluso a provocar la muerte.
Los primeros síntomas de un golpe de calor son fácilmente reconocibles: dolor de cabeza, deshidratación severa, sequedad en la boca, mareo y desorientación. Si crees que tú como conductor estás sufriendo alguno de estos síntomas o alguno de tus acompañantes está sufriendo un golpe de calor, lo primero es estacionar el vehículo a la sombra o, si no fuese posible, intentar que la persona afectada salga del vehículo y se sitúe en un lugar fresco lo antes posible.
Tras ello, es imprescindible que beba líquido a la mayor brevedad. Despojarle de parte de la ropa y rociarle con agua es una buena idea: también se puede humedecer un trapo, una camiseta o cualquier tejido en agua y aplicarlo en la frente, nuca, axilas y cuello. Procura que el afectado cuente con una buena ventilación, siempre con una corriente de aire que baje la temperatura.
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