SIN ESFUERZO...Y SIN PRISA
El consejo con el que duplicar la vida del motor de tu coche: menos de un minuto
Las mecánicas de nuestros coches han evolucionado muchísimo en los últimos años, pero nunca está de más seguir aplicando algunos trucos con solera para que el motor se mantenga en plena forma mucho más tiempo
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Los automóviles modernos han cambiado mucho en comparación con los vehículos de décadas pasadas. Hoy en día, son verdaderas máquinas inteligentes capaces de ofrecer un nivel de confort, seguridad y eficiencia sin precedentes. Equipados con sistemas avanzados como asistentes de conducción, sensores de proximidad, cámaras de visión 360º e incluso conectividad a internet, los coches actuales no solo cumplen con su función de transporte, sino que también se convierten en una suerte de ordenadores sobre ruedas. Sin embargo, esta evolución también implica mayores exigencias en términos de mantenimiento y cuidado, especialmente en el apartado mecánico.
Uno de los aspectos más destacados de los motores actuales es su precisión y capacidad de adaptación. Los sistemas de gestión electrónica permiten optimizar el rendimiento y reducir las emisiones, pero también hacen que los motores sean más sensibles a factores como la calidad del combustible, los intervalos de mantenimiento y las condiciones de uso. Además, la inclusión de turbocompresores, inyección directa y sistemas híbridos o eléctricos ha aumentado la complejidad de los motores, lo que hace imprescindible seguir ciertas pautas para prolongar su vida útil.
El truco de 30 segundos con el que alargar la vida de tu motor
Entre las prácticas más recomendadas para el cuidado del motor, destaca un consejo sencillo pero crucial: esperar unos 30 segundos con el motor arrancado antes de iniciar la marcha. Este hábito, especialmente importante en motores de combustión, permite que el aceite circule adecuadamente por todas las partes del motor antes de someterlo a cargas más elevadas. Durante este breve período, el aceite, que puede haberse acumulado en el cárter durante el reposo, alcanza hasta el último recoveco del motor, algo fundamental para reducir el desgaste inicial, que es uno de los principales responsables de los daños en los motores a largo plazo.
Este consejo es especialmente útil en climas fríos, donde el aceite puede volverse más viscoso y tardar un poco más en alcanzar todas las partes del motor. Sin embargo, es igualmente válido en climas templados o cálidos, ya que también permite que otros componentes, como el sistema de transmisión y los sensores electrónicos, se activen y ajusten correctamente. Además, esta práctica contribuye a mejorar la eficiencia del motor y a prolongar la vida de los turbocompresores en los vehículos que los llevan instalados.
Por último, es importante recordar que un mantenimiento preventivo regular sigue siendo clave. De nada sirve aplicar este hábito si luego no cambiamos el aceite y los filtros según las recomendaciones del fabricante, utilizando piezas de repuesto de calidad y prestando atención a señales como ruidos inusuales, pérdida de potencia o consumo excesivo de combustible.
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