CONDUCCIÓN
¿Cuánto combustible estás perdiendo, cada día, cuando circulas en punto muerto?
Muchas veces nos han recomendado circular en punto muerto para ahorrar combustible. Un consejo envenenado porque no conseguiremos reducir el consumo de nuestro vehículo, acortaremos la vida útil de determinados componentes del coche y, además, pondremos en peligro nuestra seguridad. Desmontamos uno de los mitos más extendidos.
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¿Cuántas veces te han aconsejado que circules en punto muerto para ahorrar combustible? Probablemente, más de las que recuerdas. Lo cierto es que esta recomendación está lejos de ayudar a tu economía porque circular así tiene el efecto contrario: gastarás más gasolina o diésel, acortarás la vida útil de la mecánica de tu coche y, además, correrás un riesgo innecesario.
Circular en punto muerto para ahorrar es uno de los grandes del mundo del motor y, también, uno de los más extendidos a pesar de ser falso. Cuando, en un descenso o en un tramo donde no es necesario pisar el acelerador, sacamos todas las marchas, el motor se pone a ralentí para no calarse. En este régimen de bajas revoluciones, para poder mantenerse en una horquilla de 500-700 rpm, sigue inyectando combustible de forma constante… y sigue consumiendo. No mucho, pero sí entre 0,5 y 0,7 litros a la hora (de media).
¿Qué debes hacer entonces para ahorrar combustible? Llevar una marcha engranada para que sean las ruedas las que muevan el motor. En este escenario es cuando el consumo del motor es inexistente porque la inyección no tiene que entrar en acción para mantener el ralentí.
Cuidado con los frenos y la mecánica
Circular en punto muerto, como decíamos, puede tener otras consecuencias: acortarás la vida útil del sistema de frenado de tu coche. Al prescindir del freno motor, deberás usar, mucho más, los frenos convencionales: este esfuerzo extra se traduce en un mayor desgaste de todos sus elementos (discos, pastillas, líquido…). Si conviertes esto en una práctica habitual, el resultado puede causar fatiga en los frenos y, en el caso más extremo, una avería.
No es la única parte del vehículo que puede sufrir con esta mala praxis: abusar del punto muerto es perjudicial para el motor porque, cuando se mueve con un régimen de revoluciones tan bajo, la lubricación y la refrigeración no son las adecuadas. Algo especialmente relevante en los meses más calurosos del año.
Si, además, tu coche tiene un motor diésel ya habrás deducido que circular al ralentí no es lo mejor para la válvula EGR. ¿La razón? Necesita un régimen mayor para funcionar correctamente y, sobre todo, para limpiarse evitando, así, la acumulación de carbonilla.
Una cuestión, también, de seguridad
Por otro lado, debes tener en cuenta que, circulando en punto muerto en un descenso, el vehículo puede alcanzar cierta velocidad que te haga perder, parcialmente, el control: esto aumenta las posibilidades de sufrir un accidente. Recuerda que el freno motor ayuda a evitar esto porque retiene al coche de manera gradual.
¿Nos olvidamos del punto muerto?
No del todo: es aconsejable limitar su uso a las paradas breves como, por ejemplo, las que realizamos ante un semáforo en rojo. Eso sí, olvídate de él cuando estés circulando porque no ahorrarás en combustible y puede terminar saliéndote muy caro: si tu coche tiene un modo Eco que te permita ir a vela, apuesta por él.
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