EN CARRETERAS CONVENCIONALES
La DGT desvela cuál es la velocidad máxima a la que debes circular para ahorrar combustible
La Dirección General de Tráfico nos da un consejo para controlar el consumo cuando circulemos por carreteras convencionales y evitar un aumento de hasta el 30%.
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Ahorrar combustible es posible más allá de buscar las estaciones de servicio con los precios más ajustados. En otras ocasiones hemos repasado algunos consejos aplicables a nuestra conducción para que las cifras del coche no se disparen: no en vano, según ANFAC, circular de manera eficiente puede generar un ahorro del 15%. En esta ocasión, el consejo llega desde la Dirección General de Tráfico: esta es la velocidad máxima a la que aconseja circular para mantener el consumo a raya.
Nuestras maneras al volante influyen de manera directa en los kilómetros que dura el depósito y la intensidad con la que pisamos el pedal del acelerador no es ninguna excepción. Cuanto más rápidos seamos, más veces pasaremos por el surtido: por ello, lo más aconsejable es mantener una velocidad constante y moderada respetando, siempre, los límites establecidos.
Y es por aquí por donde ha llegado una de las últimas recomendaciones de la Dirección General de Tráfico. A través de sus redes sociales ha desvelado cuál es la velocidad ideal a la que deberíamos circular para lograr ese deseado ahorro en combustible: 90 km/h sería el ritmo ideal para maximizar el depósito que acabas de llenar ya que, según la DGT, movernos a un ritmo de 120 km/h aumentará nuestro consumo es un 30%. Un consejo, eso sí, aplicable en un escenario concreto: las carreteras convencionales.
Una conducción suave
Más allá del correcto mantenimiento, de la presión de los neumáticos o de gestos que podemos evitar para controlar el consumo como, por ejemplo, no abusar del sistema de climatización o mantener las ventanillas cerradas para no crear un extra de resistencia al vehículo, hay acciones que sí podemos aplicar a nuestra conducción.
Unas formas suaves nos permiten anticiparnos y evitar las aceleraciones bruscas, que suponen un mayor esfuerzo para el coche y, en consecuencia, un mayor consumo. En este sentido, también podemos apostar por las marchas largas (cuando sea posible) y mantener las revoluciones adecuadas: entre las 1500 y 2500 en los diésel y entre 2000 y 2500 si es de gasolina.
A la hora de frenar, es aconsejable levantar el pie del acelerador: eso sí, esta práctica (que nos puede ayudar a ahorrar hasta un 2% de combustible) sólo es posible si conseguimos mantener la distancia de seguridad con el vehículo que circula delante. Y si nos vamos a detener durante más de un minuto, la recomendación pasa por apagar el motor. Bien es cierto que en esta situación el consumo no es muy elevado, pero si empezamos a sumar paradas… sí lo será.
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