LA PROPUESTA SE RECOGE EN UN ESTUDIO DE SEGURIDAD VIAL
La DGT estudia dar clases de género obligatorias para conseguir y renovar el carnet de conducir
La siniestralidad en la carreteras es algo que preocupa y mucho a la DGT. Un estudio sobre la seguridad vial desde la perspectiva de género en España del Ministerio del Interior propone incorporar módulos de género obligatorios en los programas para obtener y renovar el permiso de conducir. Estas son algunas de las propuestas que se plantean en dicho informe.
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La DGT está en constante lucha por frenar la sinietralidad en las carreteras españolas. Los radares, drones, campañas de concienciación vial han ayudado a reducir considerablemente los accidentes mortales en nuestras vías, pero todavía queda mucho por hacer y las cifras hablan por sí solas. En 2022 perdieron la vida 1.145 personas en las carreteras españolas. Estas cifras representan 44 fallecidos más que en 2019 y un incremento del 14% respecto a las cifras de 2021, cuando perecieron 1.004 personas.
El Ministerio del Interior ha realizado un estudio, financiado por la DGT, sobre la seguridad vial desde la perspectiva de género en España desde 2015 a 2019. Dicho informe recoge que hay un porcentaje superior de hombres víctimas en accidentes de tráfico. En España, en el año 2019, el 79% de los fallecidos y el 72% de los heridos hospitalizados como consecuencia de un accidente de tráfico fueron hombres. A su vez, los hombres presentaron una tasa de fallecidos por población superior a la de las mujeres en todos los grupos de edad, encontrándose las mayores diferencias con las mujeres en los grupos de 35 a 44 años, 45 a 54 años y de 55 a 64 años (casi 7 veces superior a la tasa de las mujeres).
En dicho estudio se apuesta por "incorporar módulos de género obligatorios en los programas para obtener y renovar el permiso de conducir", y que, en las pruebas de exámenes, se ponga en valor "comportamientos vinculados con la prudencia, el respeto a las normas, la no violencia, la tranquilidad y la paciencia, y que cuestionen la representación social de la masculinidad como sinónimo de riesgo, agresividad y velocidad".
Pero, no sólo eso, también, se plantea en dicho estudio "organizar talleres de sensibilización en materia de género dirigidos a las personas profesionales de las autoescuelas o centros de enseñanza de los diferentes permisos exigiendo un mínimo de horas de formación en igualdad como una formación transversal más, para poder ser profesor o profesora de autoescuela".
Por otra parte, en dicho informe se recomienda incorporar, en los diferentes programas de Educación Vial, "valores, ejemplos y propuestas para evitar las representaciones sociales y estereotipos que vinculan a los hombres con conductas más agresivas al volante" e incluir en los cursos de educación vial, "técnicas de empoderamiento para las mujeres como la mejora del conocimiento del vehículo y de su capacidad de acción-reacción".
Desde un punto de vista educativo, el estudio, también, recoge que debemos velar por las practicas y conductas de nuestros adolescentes para evitar que en un futuro cometan imprudencias al volante. "Hay que trabajar con la adolescencia y juventud identificando y eliminando aquellas prácticas y conductas que socialmente son clave en su paso a la edad adulta, pero que están vinculados con prácticas de riesgo y de destrucción personal y también social", manifiesta dicho informe. Y, continúa diciendo: "la teoría del 'Afecto Positivo' señala que contamos con conductas cuyo objetivo final es no sentirse fuera de sus iguales. Y, en este caso, entre los chicos, al igual que ocurre con el tabaco o el consumo de alcohol, tener conductas de riesgo al volante refuerza su aceptación entre iguales".
Por último, en el informe se apuesta por llevar a cabo una serie de campañas concretas con mensajes muy diferenciados por edad (infancia, adolescencia, juventud, personas adultas, personas mayores) y sexo para concienciar de los buenos hábitos al volante. Entre ellas, destacan "las campañas específicas para chicos jóvenes dirigidas a desmontar el gusto al riesgo o a la percepción de que no hay riesgo como elemento de masculinidad y de aceptación en el grupo, incidiendo en el coste de vidas, coste sanitario y de recursos para toda la sociedad" o la de fomentar "campañas donde se valore un ritmo de vida más sosegado y tranquilo, identificando los aspectos negativos para la salud de las personas de los ritmos acelerados, agresivos y ruidosos".
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