Los motores diésel modernos son muy complejos
4 elementos que debes cuidar especialmente en tu diésel moderno
La complejidad de los motores diésel actuales implica un mayor nivel de cuidado y control para evitar averías
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Los motores térmicos son cada vez más eficientes y respetuosos con el medio ambiente, un hecho que implica un esfuerzo técnico muy importante por parte de los fabricantes de automóviles, especialmente si hablamos de los motores diésel, que requieren de elementos muy eficaces para tratar los gases de escape de forma correcta. Aquí tienes cuatro elementos que deberías cuidar para evitar averías en los motores diésel más modernos.
1. Válvula de recirculación de gases (EGR)
La EGR es uno de los elementos más susceptibles de fallar, ya que su "salud" está asociada en buena medida al comportamiento del conductor con el pedal del acelerador. La válvula EGR se encarga de volver a introducir en el motor gases ya quemados con el fin de volverlos a quemar y mejorar la limpieza de los gases que terminan en el escape. Para cuidarla, conviene evitar circular a bajas vueltas de forma constante y, sobre todo, evitar demandar potencia con el motor a bajas vueltas.
2. Filtro antipartículas
Los filtros antipartículas atrapan la mayoría de las partículas del escape para que no lleguen al exterior. Cuando el filtro se "llena", el vehículo realiza una "regeneración", elevando la temperatura del filtro para carbonizar todas las partículas. Una buena forma de cuidar el filtro es no apagar el motor cuando se está realizando una regeneración, sino seguir circulando hasta que el proceso se ha terminado.
3. Inyectores
Los inyectores de los motores diésel más modernos trabajan a una presión mucho mayor de la que nos imaginamos. Utilizar un gasóleo de calidad y realizar el mantenimiento a tiempo, incluyendo la sustitución del filtro de combustible, es la mejor forma de cuidarlos para que duren mucho tiempo.
4. Catalizador AdBlue
Los catalizadores con AdBlue inyectan una pequeña cantidad de urea cuando el motor está funcionando con el propósito de hacer inocuos la mayoría de los gases que emite el propulsor. Si el catalizador se queda sin AdBlue, puede estropearse e, incluso, impedir que el vehículo arranque. Mantener un control del nivel de AdBlue es clave para garantizar la salud de tan caro elemento.
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