DIFÍCIL DE DETECTAR
Esta "piel de cocodrilo" no es la que conoces y puede ocasionar averías en tu automóvil
No hablamos de bolsos ni zapatos. Se trata de una especie de patología que sufre el asfalto de algunas carreteras. En las españolas, con un mantenimiento deficitario, es más habitual de lo que sería deseable.
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Desde la crisis financiera que comenzó en 2008, España no ha terminado de despertar de un letargo económico que sigue afectado a distintos aspectos de la vida de sus casi 50 millones de habitantes. Un ejemplo es el mantenimiento de la Red de Carreteras del Estado, todo y pese a la sangría impositiva que lastra el poder adquisitivo y también la capacidad de ahorro de los ciudadanos. Al fin y al cabo, este es uno de los países con mayor presión fiscal del mundo.
Este problema tiene una magnitud tal (se habla de más de 10.000 M € de déficit) que la Unión Europea ya ha llamado la atención a nuestros políticos, pues no hablamos sólo de una merma de comodidad durante los trayectos, sino de algo que afecta de manera muy grave a la seguridad de los usuarios de la vía. Una de las patologías más comunes, pero peligrosas, que afectan al asfalto de las carreteras españolas es la llamada "piel de cocodrilo", que recibe esa denominación por su parecido a las escamas del gran reptil.
Sólo presente en algunos firmes mal compactados de origen, bien por desidia y falta de responsabilidad de los operarios o bien por la misma naturaleza del terreno, se trata de una serie de grietas interconectadas provocadas por la fatiga de la superficie, sometida a abruptos cambios de temperatura y tráfico incesante que incluye camiones pesados. La deformación en cuestión también puede desplazar bloques o cascotes de asfalto a planos superiores donde son extremadamente peligrosos.
La piel de cocodrilo, entendida como la aparición de muchas fisuras en un mismo área de carretera, se puede solucionar con el debido mantenimiento, pero mientras eso no ocurre se debilitan los neumáticos y las suspensiones de los coches, motos, furgonetas u otros vehículos que pasan por encima, en muchas ocasiones sin que sus conductores se percaten a tiempo del estado de la vía en ciertos puntos. En algunos casos, se puede llegar a perder la estabilidad y el control, aumentando mucho el riesgo de accidente.
Según la Dirección General de Tráfico, un organismo dependiente del Ministerio del Interior y, por lo tanto, del Gobierno de España, el factor humano es el causante de la inmensa mayoría de siniestros viales. Sin embargo, claro está que existen otros motivos directamente relacionados con la gestión estatal de las carreteras y son tan capaces de lesionar o incluso matar a las personas como la falta de responsabilidad al volante, por no hablar de averías potenciales.
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