Ford Performance saca toda su caballería y los reta a una carrera

No hay mejor lugar para exprimir al máximo un vehículo deportivo que en un circuito. Ford Performance ha querido dar rienda suelta a toda su gama de altas prestaciones, razón por la que se ha desplazado hasta Alcañiz, enclave en el que se sitúa el Circuito de Motorland Aragón. Allí, sus pilotos oficiales para el Mundial de Resistencia y en el IMSA han explotado al máximo las capacidades de los ocho modelos más deportivos de su gama, incluido el Ford GT y su homólogo de competición, el Ford GT GTE. Las reglas de juego ya las conocemos, los vehículos sobre el papel más lentos salen primeros, mientras que el Ford GT GTE que competirá el próximo mes de junio en las 24 Horas de Le Mans salía en última posición. Por delante, 5.345 kilómetros para ir dando caza uno a uno a sus rivales de serie. No lo tendrá nada fácil en este caso. Frente a él estarán los principales gallos en materia mecánica que actualmente contempla la marca del ovalo en su catálogo:  Ford F-150 Raptor, el Fiesta ST, el nuevo Fiesta ST, el Focus RS, el nuevo Mustang GT, el Mustang GT350R, el Ford GT versión carretera.

No había tiempo para segundas oportunidades. La grabación debía completarse en apenas cuatro horas debido a las apretadas agendas con las que cuentan los ocho pilotos del equipo Ford Chip Ganassi Racing Team: Andy Priaulx, Harry Tincknell, Olivier Pla y Stefan Mücke, del Campeonato Mundial de Resistencia y Dirk Müller, Joey Hand, Richard Westbrook y Ryan Brisco del Campeonato IMSA WeatherTech SportsCar, el cual comenzó este fin de semana con las 24 Horas de Daytona con el doblete por parte de los pilotos del fabricante estadounidense. A pesar de la gran diferencia teórica que nos encontramos entre los Ford Fiesta ST con motor EcoBoost de 3 cilindros y 1.5 litros y los impresionantes V8 5.2 litros del Ford Mustang GT350R o del V6 biturbo de 3.5 litros que emplea el Ford GT, todo fue perfectamente orquestado para ver un emocionante y apretado final, con los ocho vehículos entrando a meta de forma casi emparejada gracias a la anchísima recta de meta del trazado aragonés. Todo un espectáculo visual.