UN PELIGRO PARA LA SEGURIDAD
La Guardia Civil destapa un enorme fraude con microcoches
La seguridad vial es una cuestión que nos afecta a todos, y con el tratamiento irregular a determinados vehículos no hacemos sino reducirla.
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La seguridad vial es una de las asignaturas pendientes que nuestro país tiene como sociedad: es evidente que con la gran cantidad de vehículos que circulan por nuestras carreteras, lo normal, estadísticamente hablando, es que se produzca un cierto número de accidentes de circulación. Es ahí donde entra en juego el papel de administraciones y organismos como la DGT o la Guardia Civil, así como la propia actitud de los usuarios de las carreteras.
El número de víctimas mortales en accidente de tráfico se ha reducido de manera significativa en los últimos años, una reducción que podemos achacar a numerosos factores entre los que se encuentra una reducción de los límites de velocidad, un mayor control sobre los conductores y una carga tecnológica de seguridad mucho mayor en los vehículos que utilizamos actualmente, que poco tienen que ver con los coches que todos hemos conducido hace años.
Sin embargo, otro de los factores clave es la seguridad administrativa y técnica que todos los vehículos que circulan por nuestras carreteras deben ofrecer, una seguridad que en ocasiones se ve empañada por personas que intentan lucrarse de manera ilícita a costa de, precisamente, poner en compromiso la integridad de muchos conductores y usuarios de la vía pública. Es el caso que hoy os traemos, la llamada operación Exemplum, que ha supuesto el desmantelamiento de una red dedicada a la importación coches asiáticos que se vendían como microcoches en España.
La estafa de los microcoches que no lo son en realidad
El modus operandi de la organización, encabezada por un empresario español residente en Barcelona, era el de importar pequeños vehículos desde China, vehículos de tipo L7e pero que gracias a los certificados de conformidad (CoC) falsos se registraban en nuestro país como vehículos de tipo L6e, es decir, como microcoches que podían ser utilizados por menores de edad únicamente con la licencia de ciclomotor AM.
La contraseña de homologación que aparecía en la documentación no se adecuaba a la marca, modelo y tipo de vehículo, ni pertenecía al fabricante que supuestamente lo emitía, una serie de irregularidades que pasaban desapercibidas para Industria ya que el empresario contaba con la colaboración de algunos inspectores de una ITV de la ciudad condal, que le proporcionaban la documentación necesaria para poder matricular sin mayor problema estos vehículos en nuestro país.
Durante el transcurso de esta investigación, que aún continúa abierta, se ha detenido a una persona por los supuestos delitos de falsedad documental, estafa y contra el mercado y los consumidores, así como al director Técnico de la ITV, por falsedad documental. Se ha investigado también a un total de 11 trabajadores de la ITV también por falsedad documental. La Guardia Civil estima que, gracias a esta lucrativa técnica, el cabecilla de la organización habría conseguido beneficios superiores a los 350.000€.
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