El diésel se ha convertido en el enemigo a batir de un día para otro, pasando de ser el paradigma de la eficiencia al principal elemento que hay que eliminar de las carreteras. Aunque este cambio lleva produciéndose de forma paulatina algún tiempo, lo cierto es que el gran cambio de mentalidad ha venido tras el escándalo de los motores trucados de Volkswagen que ha afectado tanto a usuarios como fabricantes, pasando por organismos y administraciones que han hecho evidente su falta de rigor. Con todo ello el mercado parece estar decidido a ir abandonando los motores diésel hacia tecnologías más limpias, algo que se puede observar en los datos de matriculación del año 2016 donde las ventas de coches diésel han vuelto a caer. En concreto en 2016 el 56,8% de las ventas correspondieron a vehículos diésel, una caída de 5,9 puntos con respecto al año 2015. Frente al diésel, los motores gasolina ganan terreno alcanzando el 40,2% del mercado y los híbridos y eléctricos firman un tímido 3%. Pero el trasfondo de este cambio no se queda sólo en las ventas, y es que la industria parece cada vez más de acuerdo en afirmar que el diésel está condenado de un modo u otro. Según el último informe elaborado por KMPG, el 53% de los directivos del sector del automóvil considera que el diésel será la primera tecnología de propulsión en desaparecer de la cadena de montaje de las plantas de fabricación de vehículos. En este documento se recoge la opinión de 1.000 directivos del sector del automóvil, además de la opinión de más de 2.400 conductores de 42 países distintos. En Centímetros Cúbicos: |