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Lucas Ordóñez nos enseña lo divertido que es el Nissan GT-R a radiocontrol

Lucas Ordóñez nos enseña lo divertido que es el Nissan GT-R a radiocontrol

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No ha podido estar presente en las 24 Horas de Daytona junto a sus buenos amigos, Dani Juncadella, Antonio García, Miguel Molina o el propio Fernando Alonso, sin embargo, Lucas Ordoñez no ha perdido la ocasión para divertirse en un circuito. El madrileño es conocido por haber conseguido su gran oportunidad en la competición internacional a través del proceso de selección realizado por Nissan y los creadores del videojuego Gran Turismo, Polyphony Digital. Ganador de la primera edición de la GT Academy y ahora representante de NISMO en competición, Lucas se puso a los mandos, nunca mejor dicho, del Nissan GT-R/C. Muchos recordaréis que Jann Mardenborough ya probó la sensación de pilotar el ‘Godzilla’ a radiocontrol desde un helicóptero ligero, lo más parecido a una vista cenital de un videojuego. En este caso, Ordoñez prueba el más difícil todavía, controlar las casi dos toneladas de peso desde un vehículo de persecución y tratando de exprimir lo máximo posible los 570 CV de potencia del motor V6 biturbo de 3.8 litros.
Y sin duda que lo hizo, hasta el punto de que el coche incluso le dio algún trallazo en forma de sobreviraje sobre el frio asfalto del Circuito de Silverstone. Sentado en un Nissan Qashqai que hizo las labores de coche de persecución, Lucas pudo mantener en pista al GT-R/C únicamente utilizando un mando DualShock de PlayStation 4. El piloto español podía en este caso controlar el acelerador, el freno, la caja de cambios y la dirección, en este caso a través de un control remoto basado en seis ordenadores que conseguían interpretar las instrucciones realizadas con el mando siempre dentro de un radio de un kilómetro para mantener la potencia de la señal necesaria. Lucas Ordoñez es un apasionado por la tecnología, por lo que el reto de conducir un deportivo real en un circuito, sólo ayudado por un mando de videoconsola y desde una vista distinta a la que acostumbra cuando compite, le ha encantado. Eso sí, en este caso, se nota la responsabilidad que supone este tipo de retos.

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