SUBIDA DE PRECIOS
¿Merece la pena conducir en reserva para ahorrar combustible?
Con la reserva tenemos un margen de unos 40-45 kilómetros que puede ser suficiente para los recorridos diarios, pero también supone un riesgo innecesario
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Con los precios de la gasolina y el diésel, los conductores buscan la manera de poder ahorrar cada vez que tienen que pasar por la estación de servicio. Son varios los trucos que se pueden aplicar aunque hay un consejo que se debe rechazar: circular en reserva para minimizar la inversión en combustible. ¿La razón? Puede tener el efecto contrario y salir más caro.
Circular en reserva es completamente legal, pero las consecuencias de esta decisión sí pueden llevar al conductor a cometer algunas infracciones que, como decíamos, pueden salir caras. Si se queda sin combustible en una carretera tendrá que detener el coche, algo que, en ese escenario y según lo estipulado por el Artículo 90 del Reglamento General de Circulación, sólo está permitido si se trata de un accidente o avería. En cualquier otro caso será sancionado con una multa de 200 euros.
La misma cantidad que los agentes te pueden imponer si, en este contexto, realiza alguna maniobra que pone en riesgo al resto de usuarios de la vía. A esto hay que añadir que algunas pólizas no cubren la asistencia en carretera cuando la razón es haberse quedado sin combustible: más gastos a los que hacer frente. Y si planeas ir a comprar gasolina o diésel para poner en marcha el coche, recuerda que deberás emplear un envase homologado: si no se transporta de esta manera puedes enfrentarte a una sanción de 3.000 euros.
La mecánica del coche
El bolsillo no será el único perjudicado si apostamos por circular en reserva de forma constante: el vehículo también sufrirá. Si has pensado que, como en el mundo de la competición, llevar menos carburante hará el coche más ligero y, por lo tanto, consumirá menos… te has equivocado porque cuanto más vacío está el depósito, más fácilmente se evaporará el combustible.
Por otro lado, moverse con el combustible justo puede crear impurezas en el depósito que dañarán los inyectores o la bomba que, además, tendrá que hacer un esfuerzo mayor y, en consecuencia, la succión no se hará correctamente creando burbujas en el circuito. Esto empobrecerá la mezcla de aire y combustible, el circuito del motor se calentará mucho y la refrigeración sufrirá daños.
Y, por último, si nos quedamos sin combustible en un vehículo alimentado por diésel, entrará aire en el circuito del motor y el sistema de inyección no podrá restaurar la presión normal para poder arrancar… y nos quedaremos tirados. Si esto ocurre en un modelo de gasolina, las consecuencias no serán tan graves aunque sí se resentirá tanto el motor como su circuito y puede que nos cueste arrancar el coche más de lo normal.
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