UN DESPISTE QUE PUEDES EVITAR
Mis neumáticos se desinflan pero no tengo ningún pinchazo: la pieza que te has olvidado de cambiar
Mantener correctamente los neumáticos del coche es sin duda, una decisión acertada. Al fin y al cabo, son los encargados de mantenernos en contacto con el suelo, aunque mucha gente aún no les otorga la importancia que se merecen.
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Los neumáticos son sin duda uno de los elementos más importantes de nuestro coche si nos referimos a seguridad. Y es que estas piezas circulares de caucho son en realidad lo único que une nuestro coche (y por lo tanto a nosotros que viajamos dentro) con la carretera sobre la que circulamos. Éstos se encargan también de asegurar la direccionalidad y el agarre del vehículo, sean cuáles sean las condiciones sobre las que tenemos que circular.
Por otro lado, y como es lógico, con el paso del tiempo (y sobre todo) con el paso de los kilómetros, los neumáticos tienden a desgastarse. La banda de rodadura, donde se graban todos los dibujos y formas diseñadas originalmente para mejorar el agarre y el confort de marcha, comienzan a borrarse hasta el punto de alcanzar los 1,7 mm de profundidad, que es el mínimo legal bajo el que ya no está permitido utilizarlos en vía pública.
Los neumáticos son muy resistentes, aunque no están exentos de sufrir algún que otro problema como un pinchazo, un reventón o un desgaste anormal. Uno de los factores que más afecta al desgaste prematuro y exagerado de los neumáticos es la circulación con una presión inadecuada, por lo que es muy recomendable revisar la presión de los mismos de manera regular, idealmente una vez al mes. En cualquier caso, algunos conductores se encuentran ante un problema: han cambiado sus neumáticos, o éstos se encuentran en muy buen estado, pero de repente comienzan a perder presión. ¿Qué está sucediendo?
¿Por qué mis neumáticos pierden presión si están en perfecto estado?
Son decenas y decenas las piezas que componen un neumático. Todas ellas trabajan conjuntamente y tienen una función que cumplir, aunque hay una que no siempre se sustituye y que puede ser fruto de problemas y contratiempos. Estamos hablando de la válvula, un pequeño elemento que se encarga de unir el exterior con el interior del neumático. Es, básicamente, el pitorro que nos sirve para regular la presión de inflado de las ruedas.
Estas válvulas están fabricadas también en caucho, y muchas veces no se sustituyen al cambiar los neumáticos, sino que se mantienen. Craso error: este elemento está muy expuesto a tensiones y a todos los agentes meteorológicos externos, por lo que es muy posible que aparezcan pequeñas microfisuras que desemboquen en pérdidas de presión imprevistas al circular. Su coste no es muy elevado, por lo que es muy recomendable sustituirlas siempre que se lleve a cabo una operación de montaje y desmontaje de un neumático, incluso cuando éste no se sustituye y simplemente se desmonta para reparar un pinchazo o pintar y reparar las llantas.
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