El misterio de las 125 señales de Tráfico que no aparecen en el Código de Circulación, pero sí en las carreteras

Si en algún momento te has cruzado con una señal de tráfico que no has reconocido y has echado la culpa a tu mala memoria… quizás hayas sido demasiado crítico contigo mismo. La razón es sencilla: actualmente, en las carreteras españolas, existen más de 125 indicadores que no están recogidos en ninguna guía oficial. Es la conclusión a la que ha llegado Afasemetra (la asociación en defensa de la seguridad vial y la movilidad) tras comprobar que los carteles del Reglamento General de Circulación y los del catálogo oficial no se corresponden.

Tu desconocimiento no es único: afecta a todos los conductores que se han cruzado con estas señales de Tráfico que están en el limbo. Los indicadores que nos informar de qué se puede hacer, qué no y qué es lo recomendable cuando circulamos por una vía están recogidos en el Reglamento General de Circulación y, más concretamente, en el Real Decreto 1423/2003. No es el único documento: también figuran en el catálogo oficial formado por 400 carteles. Cotejando lo recogido en uno y otro es fácil comprobar que existen 125 señales que no aparecen en ninguno… además de las 20 que han sido anuladas y, por lo tanto, no tienen valor alguno.

El Reglamento General de Circulación es el encargado de establecer las formas, dimensiones y colores de la señalización vertical basándose en dos documentos fundamentales para los fabricantes: la norma de carreteras 8.1-I.C de señalización vertical que data de 2014 y los tomos I y II del catálogo de señales verticales de circulación. Este último se creó en 1992 y, según Afasemetra, se ha estado trabajando en su revisión aunque todavía no se ha publicado porque para ello es necesario reformar el Reglamento General de Circulación.

Conductores, fabricantes y titulares de las vías

El misterio de las 125 señales no oficiales afecta a conductores, fabricantes y titulares de las vías. A los primeros no sólo les genera confusión, también menoscaba su seguridad vial ya que pueden encontrarse con señales diferentes para un mismo fin. Además habría que analizar los indicadores que los aspirantes a conductores están estudiando: los que están en vigor desde 2003 o los que se han introducido a través de las normativas municipales, provinciales, autonómicas o estatales en función de la necesidad.

Y es que los responsables de la titularidad de las carreteras han vivido en una constante encrucijada. Cuando no existía una señal oficial, tenían que crear una nueva y recogerla en una normativa propia para que fuera legal o emplear las opciones recogidas en borradores del catálogo. En estos casos, los fabricantes estarían creando indicadores diferentes para informar sobre un mismo aspecto sin seguir, además, las pautas marcadas.

Por último, nos encontramos con los fabricantes de señales de tráfico que demandan a las autoridades la elaboración de unas instrucciones claras para ejercer su labor. A esto añaden una mayor demanda de información puesto que, en algunas ocasiones, no les anuncian la llegada de los nuevos indicadores como ha sucedido con los de las zonas de bajas emisiones, los tramos peligrosos o las carreteras 2+1: ellos no conocen el código, pero los carteles ya están presentes en calles y carreteras.