ESTUDIO UNIVERSIDAD DE SOUTHAMPTON
Mucho hablamos de lo que contamina el combustible, pero el polvo de las pastillas de freno es más peligroso para la salud
Un trabajo interdisciplinar de los investigadores de la Universidad de Southampton refleja que las partículas derivadas de su desgaste son más nocivas para los pulmones que otros contaminantes imaginables.
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Las instituciones europeas, así como algunos de los ayuntamientos y gobiernos autonómicos de nuestros país, han mostrado obsesión por los combustibles de los vehículos a la hora de establecer restricciones a la movilidad. Como prueba de ello, la UE de momento mantiene su prohibición de vender modelos de combustión interna a partir del año 2035 y grandes urbes de nuestro país, como Madrid y Barcelona, restringen el acceso a ciertas zonas a los conductores cuyos coches no contengan etiqueta Eco o la Cero. Sin embargo, un hallazgo reciente puede haber dado al traste con este criterio y obligue a reformular las restricciones.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Southampton concluye que el polvo generado por las pastillas de freno es más nocivo para la salud - los pulmones principalmente - que los gases derivadosde los motores térmicos. Para ser más exactos, acoge hasta un 55 % de las emisiones no derivadas del escape en concepto de masa. En otras palabras: esa sustancia negra que se acumula en las llantas conforme van desgastándose las pastillas se queda también en la atmósfera mermando directamente nuestros pulmones.
Y es que las partículas producidas por el desgaste de la carretera, de los neumáticos y de los frenos, conocidas como las “emisiones sin escape”, están libres de toda regulación y son el principal tipo de emisiones del transporte por carretera, superando las emisiones de escape en muchos países de nuestro continente. De todas ellas, el polvo liberado por el desgaste de las pastillas de frenos suele ser el principal contribuyente sin que ninguna institución le ponga límite alguno.
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Así fue la investigación
Para hacer posible este hallazgo, el equipo de investigadores analizó los efectos del polvo procedente del desgaste de las pastillas de frenos sobre las células alveolares humanas y se compararon los resultados con los que procedían de motores diésel. Para comprender los mecanismos de toxicidad, recurrieron a técnicas avanzadas como secuenciación de ARN (RNA-Seq), análisis metabólicos, espectrometría de masas y ensayos con reporteros biológicos. Entre los descubrimientos, se comprobó que el cobre era el principal responsable de la toxicidad y con su mera eliminación se reducían los efectos.
Asimismo, el estudio demostró que las partículas no procedentes de las emisiones son tan dañinas para la salud como los gases que respiramos. Por ello, es preciso indicar que el polvo de frenado es uno de los componentes principales de la contaminación atmosférica urbana, dado que genera el 20 % de las partículas procedentes del tráfico. Dicho esto, se hace necesario en la automoción trabajar diseños de tecnologías resistentes a la fricción y al desgaste, así como buscar alternativas a los elementos metálicos que componen el embrague, el motor y los frenos de los EV evitando un efecto contraproducente del polvo desprendido y que contiene alto contenido metálico (hierro, cobre, titanio y magnesio).
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