La capital española se blinda ante la contaminación cerrando su núcleo central a los vehículos más antiguos
Ya es oficial: Madrid cierra el centro a los coches más antiguos
Madrid ha anunciado el cierre de su zona más céntrica al tráfico a partir de septiembre, momento en el que los vehículos sin etiqueta medioambiental no podrán circular por un nuevo área bautizado como de "prioridad residencial".
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Los grandes núcleos urbanos se encuentran inmersos en un proceso de transformación en el que el vehículo privado está dejando de ser un elemento prioritario para la vida diaria, apostando de forma intensa por la sostenibilidad y la ecología. Madrid es una de las capitales europeas más avanzadas en ese sentido, y el paso anunciado ayer por su consistorio así lo demuestra.
Los primeros detalles ya se conocían desde hace algunas semanas, pero ayer fue, por fin, la confirmación definitiva. El centro de la ciudad, un área delimitado por numerosas avenidas y bulevares, estará cerrado a los vehículos de no residentes que sean especialmente contaminantes, es decir, aquellos sin ningún tipo de etiquetado medioambiental de la DGT.
Con esta medida se da luz verde a un endurecimiento de las condiciones para acceder a la APR (área de prioridad residencial), que hasta la fecha permitía que cualquier vehículo accediese pese a ser no residente si su destino era un parking público. Esta condición desaparece para los vehículos diésel anteriores al año 2006 y para los vehículos de gasolina anteriores al año 2000, que directamente no podrán acceder si no son residentes.
Los vehículos con etiquetas B y C podrán seguir accediendo como hasta ahora siempre que su destino sea un parking público, mientras que las mencionadas restricciones no afectarán a los vehículos con etiquetado ECO y CERO, que podrán circular libremente. Esta ordenanza también recoge un descenso del límite de velocidad en las calles de un único sentido dentro de la mencionada APR, que pasará de 50 a 30 km/h.
Se regula también el uso de bicicletas y patinetes eléctricos, que a partir de ahora podrán circular por las aceras siempre que su velocidad sea la equivalente a la de una persona andando. Además, las bicicletas podrán circular en sentido contrario en determinadas calles, así como girar a la derecha en calles con semáforo en rojo siempre que esté señalizada. Está claro: el coche privado, cada vez más apartado de los grandes núcleos urbanos.
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