AGÁRRATE, QUE VIENEN MÁS CURVAS
Si pensabas que la inflación y los microchips eran los únicos problemas prepárate, porque se avecina otra crisis
El AdBlue se ha convertido en imprescindible en el coche diésel moderno, y ahora mismo ya no solo adolece el combustible por su alto precio, sino también este esencial componente que está empezando a escasear.
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El coche diésel ha evolucionado mucho recurriendo a diferentes soluciones para reducir drásticamente sus emisiones. Una de ellas es el AdBlue, elemento que se ha convertido imprescindible en el coche de gasóleo moderno, pero ahora sufre un importante problema que va más allá de su incremento de precio junto al del carburante: el AdBlue está empezando a escasear.
Al fin de cuentas este no es otro que uno de los resultados del efecto dominó que se vive a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania y las consecuencias económicas del COVID. Y es que ha sido en Alemania donde ha empezado a sonar la voz de alarma ante la escasez de AdBlue.
Concretamente, la escasez empezó a notarse en el transporte por carretera, especialmente a raíz de la primera subida del carburante y aún más tras el inicio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Y es que fue en ese momento cuando diversas empresas advirtieron sobre esta posibilidad debido al incremento del precio del gas ruso.
El vaticinio, desgraciadamente, ha resultado certero, especialmente después de comprobar no solo como diversas productoras reducen la cantidad de AdBlue generada, sino también como algunas paran directamente. Alemania, preocupada de la situación, estudia la posibilidad de importarlo de otros países u ofrecer un apoyo estatal de emergencia para poder reanudar de nuevo la producción del AdBlue.
Debemos tener en cuenta que se trata de un componente esencial para miles de coches, y que desaparezca o se encarezca aún más puede resultar devastador ya no solo para el consumidor, sino también para la industria, agrandando y haciendo más destructivo al de ya por sí demoledor efecto dominó que se está viviendo.
El AdBlue está conformado por agua y un 32,5% de urea, la cual se obtiene de manera totalmente sintética. Esta se produce a partir de la reacción química entre amoníaco y CO2, pero el problema radica en lo necesario para obtener el primero de ellos, el cual nace a raíz del gas natural, y su elevado precio complica mucho la obtención del AdBlue.
A ello debemos sumarle que, aunque bien es cierto que el repostaje de AdBlue es mucho menos periódico que el de la gasolina o diésel, su alto precio dificulta la tarea de llenar dos depósitos, estando el litro de AdBlue en algunas regiones de Alemania más de dos euros.
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