NUEVO REVÉS A LA CONDUCCIÓN AUTÓNOMA
El primer autobús autónomo no arranca: cancelado por falta de pasajeros
Los asistentes a la conducción cada vez son más capaces e inteligentes, pero lo cierto es que muchos usuarios aún no se fían del todo de las "habilidades" de este tipo de sistemas...
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La tecnología en el sector del transporte ha avanzado de manera exponencial en las últimas décadas, transformando no solo los automóviles, sino también otros medios de transporte terrestre como camiones y autobuses. Elementos como los sistemas avanzados de asistencia al conductor, los avances en la eficiencia de sus mecánicas gracias a la electrificación o la conducción autónoma están redefiniendo el panorama del transporte. Hablando de ésta última, promete un futuro donde la seguridad vial, la eficiencia y el confort sean las principales características de cada viaje, pero el camino hacia su adopción masiva no está exento de trabas y problemas.
El caso de los autobuses autónomos en Escocia, bajo el proyecto CAVForth, ilustra tanto los avances como las dificultades de la conducción autónoma. Durante medio año, cinco autobuses sin conductor han estado circulando en una ruta de 22 kilómetros entre Fife y Edimburgo, un trayecto estratégico por su alta densidad de tráfico. Sin embargo, se acaba de anunciar la cancelación del proyecto a partir del próximo mes de febrero debido a la falta de pasajeros.
Nadie quiere viajar en el bus que conduce sólo
Aunque los responsables han puesto en relevancia el valor de los datos obtenidos, factores como la velocidad limitada (80 km/h), la percepción de inseguridad entre los usuarios y la preferencia por otros medios de transporte más rápidos o tradicionales han contribuido a su fracaso.
Este caso subraya uno de los mayores retos de la conducción autónoma: la aceptación social. A pesar de los avances en tecnología, muchos usuarios siguen siendo reticentes a confiar su seguridad e integridad a un sistema automatizado, especialmente en situaciones complejas como las que enfrenta un autobús en una ruta concurrida. La idea de un vehículo que "se conduce solo" genera incertidumbre, y aunque en la práctica siempre hay un conductor humano como respaldo, la percepción de inseguridad sigue siendo un obstáculo.
Otro inconveniente es el elevadísimo coste de los proyectos de conducción autónoma. En el caso de CAVForth, el programa piloto tuvo un presupuesto de 7,4 millones de euros, financiados en gran parte por el gobierno británico. Este tipo de inversión es difícil de justificar si los resultados no cumplen con las expectativas, como ha ocurrido con el reducido número de pasajeros en esta ruta.
A esto se suman los riesgos asociados a la ciberseguridad. Los vehículos autónomos, al depender de sistemas tecnológicos avanzados, son vulnerables a ataques informáticos. Algunos casos de hackeos que manipulan estos sistemas para causar accidentes también han generado preocupación sobre la seguridad de los usuarios y el impacto potencial en la sociedad. A pesar de estos problemas, la conducción autónoma sigue siendo una meta con grandes beneficios potenciales. En camiones, podría optimizar la logística y reducir el cansancio de los conductores en trayectos largos, mientras que en autobuses y coches podría mejorar la eficiencia y seguridad del transporte público.
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