EN 1991 BMW ADIVINABA UN FUTURO ELECTRIFICADO
El primer eléctrico de BMW… tiene más de 30 años
La marca alemana se caracteriza por innovar constantemente, prueba de ello son los prototipos E1 y Z13, que pudieron haber revolucionado el mercado convirtiéndose en los primeros vehículos 100% electrificados de la firma
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A los amantes de la conducción y el mundo del motor les suelen gustar los BMW. El problema es que en ocasiones las filosofías de BMW, el corazón eclipsa a la razón. Sin embargo, no siempre es así. Tenemos que remontarnos hasta 1991, año en el que BMW se sacó un “as” de la manga: el E1.
En una época donde el automovilismo dependía exclusivamente de los vehículos de combustión, los de Baviera presentaron este pequeño modelo eléctrico que pesaba apenas 907 kilogramos y que venía equipado con baterías que ofrecían una autonomía de 160 kilómetros y una vida útil de 5 años.
El nuevo juguete de la firma contaba con un cable de carga en la parrilla frontal y además era capaz de cargar hasta el 80 % de su batería en tan solo una hora. Su interior era coqueto, un lugar donde se unían la sobria estética de BMW con un espacio un tanto minimalista, además de un conjunto de colores un tanto atrevidos para sus asientos, algo que es común en los eléctricos actuales.
Este compacto contaba con un motor eléctrico situado en el eje trasero que era capaz de generar 43 CV de potencia y le permitía llegar a los 120 km/h y acelerar de 0 a 50 km/h en tan solo 6 segundos.
A pesar de estar listo para dar el salto a producción, el E1 nunca llegó a las líneas de montaje. Seguramente una de las causas de que se frenase su fabricación sería que nació en un momento en el que la sociedad no estaba preparada para la transición hacia los coches eléctricos.
Sin embargo, este cambio de parecer de BMW no iba a frenar su idilio con los eléctricos. Tan solo dos años más tarde, en 1993, presentaron otro innovador prototipo: el BMW Z13.
Bautizado como "Personal Car", destacaba por su diseño de tres puertas y tres plazas, priorizando el espacio interior y el maletero. Con un peso de solo 800 kilos, gracias a su chasis de aluminio, y un motor de 82 caballos, el Z13 ofrecía un consumo de combustible muy eficiente para su época, con solo 5 litros cada 100 kilómetros.
No se trataba de un coche de lujo, pero su equipamiento hacía que llamase la atención. Contaba con un teléfono móvil de última generación para la época y un sistema de navegación, anticipándose a la actualidad, donde los teléfonos móviles e internet son parte fundamental de nuestras vidas. Este prototipo estaba claramente dirigido a los conductores urbanitas que buscaban una solución de movilidad práctica y moderna.
Pero al igual que el E1, el Z13 nunca llegó a producción masiva. Estos prototipos, aunque no alcanzaron las carreteras, abrieron el camino para BMW, que demostró con estos modelos que estaba adelantada a su tiempo.
La historia de estos dos prototipos nos recuerda que las innovaciones más significativas a menudo llegan antes de que el mundo esté listo para ellas. Hoy en día, en una era donde los vehículos eléctricos y la recuperación de modelos clásicos están de moda, el BMW E1 y el Z13 serían bienvenidos con los brazos abiertos. Su diseño y prestaciones se adaptarían perfectamente a las demandas actuales de los conductores que buscan una combinación de estilo y eficiencia unida a lo último en tecnología.
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