Los fantasmas del pasado parece que vuelven a hacer acto de presencia y ya se empiezan a escuchar las primeras alertas para intentar evitar una nueva debacle. Según informan analistas del Deutsche Bank,
el mercado automovilístico estadounidense está recorriendo los mismos pasos de la crisis de 2004 con unas
ventas de coches en claro descenso y endeudamiento de los compradores cada vez mayor. Los primeros indicios sobre esta supuesta nueva crisis vienen tras descubrir que
los americanos tardan cada vez más en renovar sus coches, lo que está provocando una caída paulatina en la demanda, pero que
aún así de forma paralela se están consiguiendo récords de producción de vehículo nuevo. Sin ir más lejos, el pasado año 2016 se alcanzó una producción de 17,6 millones de coches. El nuevo escenario donde
los intereses y los mayores tiempo de amortización de los préstamos hacen inviable que exista una demanda en consonancia con la oferta, provoca un
peligroso exceso de stock que sería un serio problema para los fabricantes. Ante ese exceso de stock se producen problemas añadidos que no harán sino agravar la situación con una caída de precios como ya se está viviendo en el mercado de segunda mano, un aumento de la morosidad y un posible colapso de los fabricantes ante la caída de ventas y el necesario recorte de producción y costes en tiempo récord para no asomarse de nuevo al precipicio de la quiebra o el rescate como ya les sucedió a General Motors o Chrysler. Fuente:
Automotive News En Centímetros Cúbicos: |