CURIOSIDADES INTERESANTES
Por qué se llama así, y todo lo que desconocías sobre el claxon de los coches
La bocina del vehículo es un elemento imprescindible y no todo el mundo sabe qué limitaciones tiene y que según el vehículo suena de una forma y otra.
Publicidad
El claxon de los coches, también conocido como bocina, es un componente esencial en la seguridad vial y la comunicación entre conductores en las carreteras. Su función principal es alertar a otros usuarios de la vía sobre la presencia del vehículo y transmitir mensajes de advertencia o solicitud de atención.
El sonido del claxon puede variar en intensidad y tono, y su uso adecuado es crucial para evitar situaciones de peligro o accidentes. En situaciones de emergencia, como en maniobras repentinas o cuando se detecta un riesgo inminente, el claxon se convierte en una herramienta vital para llamar la atención y prevenir colisiones. Sin embargo, su uso excesivo o innecesario puede generar molestias y contribuir a la contaminación sonora, por lo que es esencial utilizarlo con responsabilidad y respeto hacia los demás usuarios de la vía, de lo contrario podrían multarnos.
¿Por qué se llama claxon? Aunque quizás te sorprenda, España es uno de los pocos países del mundo que denomina a este elemento como claxon. El motivo por el que se adoptó este término no es otro que el éxito de la marca Klaxon, una marca comercial de bocinas, a principios del siglo XX, por lo que, como ha ocurrido con varias marcas se acabó asociando al producto.
No obstante, esta bocina que podemos encontrar actualmente en todos los vehículos no siempre ha existido. Cuando los coches no disponían de este elemento la normativa obligaba por aquel entonces a que todos fueran precedidos por una persona que cargase una luz o bandera a pie, lo que no suponía ningún problema puesto que no superaban los 5 km/h.
Pese a que la bocina acústica se inventó en 1680 como una diminuta trompetilla con una pera de goma en uno de sus extremos que hacía un ruido estridente, no fue hasta el siglo XIX cuando se incluyó en los primeros automóviles con el objetivo principal de evitar atropellos. Años más tarde, en 1914, Robert Bosch inventó la primera bocina eléctrica que fue introducida en los vehículos siete años más tarde.
Otra curiosidad a destacar es que, pese a que el claxon está perfectamente regulado, este cambia en función del tipo de vehículo. Así pues, los camiones y vehículos grandes usan sonidos graves, y otros más pequeños como las motos y bicicletas, más agudos. Esto se hace para que el peatón reconozca el vehículo con tan solo oírlo. Eso sí, todos deben alcanzar los 105 db y escucharse a una distancia de 7 metros.
Publicidad