CÁMARAS Y MEDIDORES PORTÁTILES
Radares de emisiones: así son los dos tipos de dispositivos que vigilan cuánto contamina tu coche
Para controlar las emisiones existen, por ahora, dos fórmulas: medidores portátiles y radares conocidos como Remote Sensing Device (RSD)
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Vigilar las emisiones de los coches que circula por las calles y carreteras españolas. Es uno de los nuevos frentes que ha abierto la Dirección General de Tráfico con el objetivo de controlar los niveles de contaminación y las consecuencias de éstos. Circular superando las cantidades permitidas de gases no será tan fácil ahora que la DGT cuenta con ‘radares’ de emisiones: así son los dos dispositivos que examinan cuánto contamina tu vehículo.
Medidores portátiles
Comenzamos con los medidores portátiles que tienen los agentes de tráfico: harán, sobre el terreno, una prueba con estos dispositivos si tras una inspección visual, desde su punto de vista, existen indicios evidentes de que las emisiones de un vehículo son excesivas.
Con ellos miden los gases y la opacidad; un test parecido al que tienen que superar los vehículos de gasolina (gases) y de diésel (opacidad) cuando acuden a la ITV. No en vano, funcionan de forma muy parecida: la sonda de medición se introduce en el tubo de escape y devuelve una serie de valores que deben estar dentro de la horquilla establecida.
Remote Sensing Device (RSD)
Este dispositivo es un radar portátil que mide el nivel de emisiones de cada vehículo en tiempo real y en menos de medio segundo. Lo hace gracias a la tecnología de la teledetección que absorbe la luz de los gases contaminantes en una longitud de onda exacta.
El RSD está compuesto por una cabina de medición que lleva a cabo sus cálculos a distancia y de forma masiva. Cuantifica los niveles de dióxido de carbono, monóxido de carbono, hidrocarburos, óxido de nitrógeno y partículas finas. ¿Cómo lo hace? Con un haz infrarrojo y ultravioleta que cruza la calzada examinando de manera óptica los gases y la matrícula. Cruza estos datos con los que hay la ficha técnica del vehículo (que está disponible en la base de la DGT o en los registros municipales) y comprueba si cumple los parámetros.
A continuación, el RSD manda esta información a un panel informativo que está ubicado unos metros después de la cabina de medición para que el conductor sepa si el nivel de emisiones de su coche es bajo, medio o alto. A esto hay que añadir que estos radares también son capaces de detectar si un coche ha sido manipulado ilegalmente, su velocidad y su aceleración.
Las multas
El proceso sancionador dependerá de cada ordenanza municipal. Si un vehículo ha superado el límite o presenta deficiencias en los sistemas de reducción de emisión de gases, en algunos casos, pedirán al titular que lo lleve a inspección en el plazo de un mes en el centro municipal correspondiente o en una estación de la ITV.
Si el caso es más grave (cuando se superan los niveles máximos, sobre todo en los episodios de contaminación, o cuando los humos pueden dificultar la visibilidad a otros conductores) pueden inmovilizar el coche o, incluso, trasladarlo al depósito. Para recuperarlo, el titular debe suscribir un documento de compromiso de reparación y de no circular hasta que la inspección sea favorable.
La Dirección General de Tráfico, por su parte, no se ha pronunciado al respecto y, por lo tanto, todavía se desconoce si dentro de sus planes entra la posibilidad de sancionar económicamente a los modelos más contaminantes o pretende emplear estos radares de emisiones como una herramienta de cribado para acceder a las zonas de bajas emisiones, controlar el nivel de contaminación, etc.
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