UN ELEMENTO QUE TODOS CONOCEMOS
La razón por la que los semáforos podrían desaparecer tal y como los conocemos
Los semáforos se inventaron hace ya mucho más de un siglo, y su función es clara, pero… ¿Cuáles son sus inconvenientes y porqué Google quiere cambiar su forma de funcionar?
Publicidad
El primer semáforo, un hito en la historia de la seguridad vial, vio la luz en Londres en 1868. Diseñado por el ingeniero ferroviario J.P. Knight, este elemento no estaba destinado a regular el tráfico automovilístico (básicamente porque el coche aún no existía), sino a gestionar la circulación de trenes en una intersección. Aunque distante de los modernos semáforos actuales, esta innovación sentó las bases para el desarrollo de sistemas de control de tráfico más avanzados.
De hecho, no fue hasta 1914 en Cleveland, Estados Unidos, cuando se instaló el primer semáforo eléctrico para regular el tráfico de vehículos a motor. Desde entonces, estos dispositivos se han convertido en una presencia imprescindible en nuestras calles, regulando el paso de millones y millones de vehículos cada día y permitiendo que el tráfico sea seguro y manejable en cualquier punto del planeta.
Sin embargo, no todo el mundo cree que los semáforos están exentos de fallos. De hecho, el gigante norteamericano Google cree que hay muchísimo margen de mejora para que los semáforos dejen de ser uno de los principales causantes de la contaminación atmosférica en las ciudades, un dato que se recoge en su proyecto Green Light. Google quiere ahora cambiar para siempre la manera en la que funcionan los semáforos, y lo quiere hacer utilizando Inteligencia Artificial.
¿Adiós a los semáforos tal y como los conocíamos?
Aprovechando millones y millones de datos recopilados para la creación de mapas en Google Maps, Green Light analiza los parámetros críticos del tráfico y las intersecciones identificadas como problemáticas. Al examinar todo tipo de datos sobre la duración del ciclo del semáforo, (transiciones de luces, preferencias de paso, etc…) la herramienta identifica patrones recurrentes y sugiere mejoras para evitar los atascos más habituales.
Si el sistema determina que un semáforo ya opera en su configuración óptima, no ofrece recomendaciones. Sin embargo, si encuentra margen para mejorar, optimiza no solo ese semáforo en particular, sino que coordina múltiples intersecciones para generar secuencias de semáforos en verde con los que hacer que una generosa cantidad de coches no tenga que interrumpir su camino.
Este enfoque no solo sincroniza intersecciones previamente descoordinadas, sino que también recomienda tiempos ideales de semáforos para facilitar un flujo mucho más eficiente a lo largo de una carretera, considerando las velocidades máximas y normativas para garantizar la seguridad vial.
La implementación de este modelo de IA, según Google, puede llevarse a cabo en tan solo cinco minutos haciendo uso de las instalaciones existentes, sin necesidad de hardware adicional. Una vez implementado, Green Light continúa monitorizando las tendencias del tráfico para evaluar el impacto de los ajustes realizados y utiliza -como ya hacen los radares- la inteligencia artificial para calcular la reducción de emisiones tras aplicar las recomendaciones.
Publicidad