HISTORIA
Repasamos la historia del MINI... Más allá de un utilitario
Esta semana hacemos un recorrido por uno de los modelos con más personalidad de la historia, el MINI.
Publicidad
El Mini es un coche que prácticamente no necesita presentación. Su fama mundial le ha catalogado como uno de los modelos con más personalidad de la historia, como un coche con marca propia. Un pequeño gigante que revolucionó la industria. La historia de este coche es curiosa, porque todos recordamos al Mini como ese modelo que llevaba Mister Bean por Gran Bretaña.
Y claro, viendo la gama actual de modelos de la marca, parece que tanto el Clubman, el Countryman e incluso el SE, el Mini eléctrico, han aparecido por arte de magia directamente en tiempos modernos. Pero son coches que ya hicieron sus pinitos en el siglo pasado.
A mediados de los años 50 se comenzó a gestar un proyecto que, debido a la escasez de petróleo en Europa y el descenso de la demanda de coches grandes, buscaba un coche ligero y de medidas muy compactas, de apenas 3 metros de largo y poco más de un metro de ancho, animado, por supuesto, con un motor ya existente, pequeño y eficiente para ahorrar costes.
En octubre de 1957 ya se estaba listo un prototipo. Llamado “La Caja naranja”, por su color, no fue hasta 1959 cuando se presentó la versión de producción. Pero no, no apareció el nombre de Mini en un primer momento, sino que llevó el de Austin Seven.
No fue hasta dos años después, en 1961, cuando, ahora sí, apareció por primera vez el nombre de Mini estampado en su carrocería. A partir de ese momento se llamaría Austin Mini, siendo la primera generación de un modelo que llegó a vender más de 1 millón 100.000 unidades en una década.
En el 63 apareció el Mini Cooper S, con más potencia que el modelo original. Pero no se llegó a vender tanto. Sin embargo, esta versión deportiva sí tuvo un papel muy importante en las carreras, donde se labró un nombre legendario como matagigantes, a base de ganar a coches de mucho más empaque.
En esa época, un mecánico apasionado por las carreras, John Cooper, descubrió el potencial de este pequeño utilitario para la competición. Su bajo peso, dimensiones pequeñas y la disposición de las ruedas en las esquinas de la carrocería, le dotaron de una agilidad increíble, logrando ganar carreras míticas como el Rallye de Montecarlo de 1964, 65 y 67.
A partir de esas victorias, el nombre de Mini comenzaba a sonar con fuerza. Y en 1967 llegó la segunda generación del modelo, con varios cambios estéticos, como una nueva parrilla y luna trasera de mayor tamaño. De este modelo se llegaron a fabricar más de 400.000 unidades en nuestro país. Y, poco tiempo después, en 1969, llegó una actualización que le cambió el nombre a Mini Clubman, ¿os suena?
Aunque en la actualidad lo asociamos a un modelo de carrocería familiar, en esencia nació con la intención de dar un lavado de cara al diseño original del Mini, tras 10 años sin cambios y con un frontal más prominente. Aunque este modelo también tuvo una versión alargada que ya adelantaba las líneas de lo que sería el Clubman actual.
Hace más de 60 años en Mini ya se comenzaban a plantear diversas alternativas para este pequeño utilitario para aumentar su versatilidad, buscando expandir su alcance a nuevos nichos de mercado y diferentes tipos de clientes y usuarios.
Es un modelo muy curioso, caracterizado por un armazón trasero de madera, muy al estilo americano de la época, el cual no era algo funcional, sino más bien estético, acorde a los gustos tradicionales británicos de los coches familiares. Debajo se encontraba la carrocería de chapa de acero autoportante. Esa época, el Mini fue una base perfecta para desarrollar modelos muy especiales, tanto fuera como dentro de la marca.
Uno de los Minis más raros es el Moke, que fue desarrollado por el creador del Mini original, Sir Alec Issigonis. Era un coche que nació como proyecto militar para el ejército británico en 1959, pero que no tuvo demasiado éxito por no tener muchas capacidades off-road para el combate.
Aunque, en 1964, su versión pensada para el público sí que tuvo mejor acogida, con una producción de más de 15.000 unidades hasta 1968. También hubo en los años 60 un Mini 100% eléctrico, bajo la carrocería Traveller de aquel momento, que era más grande para dar cobijo a las numerosas baterías para alimentar su motor eléctrico delantero. Su velocidad máxima era de 65 km/h y la autonomía estimada era de unos 40 kilómetros.
Y en la actualidad tenemos también un Mini eléctrico pensado para los entornos urbanos, el SE, pero ahora con más tecnología, 184 CV y más de 230 kilómetros de autonomía. Mini es uno de los fabricantes que pretende tener una gama 100% eléctrica para 2030. De hecho, ya para 2027, la firma estima que aproximadamente la mitad de sus ventas totales sean de vehículos eléctricos.
Como veis, el Mini no es solo un coche pequeño para moverse por ciudad. También tuvo versiones que adelantaban la actual gama de modelos y que brindan un amplio abanico de posibilidades para los clientes. Eso siendo desde el primer momento un David entre Glotiats que ofrecía una nueva forma de versatilidad con pequeño tamaño exterior y mucha capacidad interior, algo que sigue intacto después de más de 60 años de historia.
Vuelve a ver todos los programas completos de Centímetros Cúbicos en Atresplayer
Publicidad