CON ÉL, HASTA EL FIN DEL MUNDO

Repasamos la historia del Peugeot 205 por su 40 aniversario

Conocemos la historia del matagigantes francés que exploró todas sus versiones, desde la popular versión de calle, económica y dura, hasta su paso por el Mundial de Rally y el Paris Dakar.

Esta semana en Centímetros Cúbicos hemos repasado la historia de un modelo que nació hace 40 años prometiendo llegar al fin del mundo, el Peugeot 205.

Fue un coche popular, ahorrador, manejable y fiable, que tenía muchos argumentos para gustar al público. Se hizo con la fama de ser un coche duro, que no se rompía y, con él se podían hacer kilómetros y kilómetros. Y con la versión diésel, que llevaba el motor del Citroën BX, se podían recorrer más de 1.000 kilómetros sin repostar. En España fue elegido coche del año en 1985.

El 205 tenía un atractivo evidente y, los rallies, en auge en aquella época, eran un buen escaparate para mostrarlo. Así apareció su versión Turbo 16 de Grupo B, un cohete de 1.200 kilos y 200 caballos que voló por el Mundial de Rallies y consiguió 16 victorias, 2 títulos de Marcas y 2 de Pilotos.

En Peugeot se reinventaron y sus nuevos objetivos era tan ambiciosos como complejos: los raids. Pintaron el coche de amarillo y lo adaptaron a pruebas de gran dureza como el París-Dakar: allí vencieron en 1987 y 1988.

En la calle, esos éxitos del 205 se traducían en ventas y en las ganas de la gente de conducir ese pequeño y resultón coche. Por eso se crearon diversas versiones de él, para llegar a todos los públicos: las ediciones limitadas como la Roland Garrós, Lacoste o una descapotable. Y, cómo no, las más deportivas y picantes, como el Rallye o el GTI.

Unas siglas que le acercaron a los amantes de la competición. Porque el GTI era exclusivo y popular a la vez. Un coche divertido con carrocería de tres puertas, llantas de aleación de hasta 15 pulgadas y un motor de inyección electrónica que llegó a ofrecer hasta 130 caballos. Con un interior deportivo que le distinguía. Su precio doblaba al del modelo normal; en España empezó a venderse por 1 millón 700 mil pesetas.

El 31 de diciembre de 1998 se paró la producción del 205, después de haberse fabricado 5.278.000 unidades; su lugar lo ocupó el 206.

El 205 marcó un antes y un después para la marca del león, y con él afianzaron la reputación de ser uno de los mejores fabricantes de coches del mundo.