HAN GENERADO RECORTES
Los semiconductores: claves de la crisis que está paralizando la industria española
Seat, Volkswagen, Stellantis, Mercedes y Ford se han visto obligadas a aplicar diferentes ERTE y a frenar su ritmo de producción
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Los semiconductores se están agotando y están paralizando la industria española. Estos componentes son básicos para un gran número de sectores como el del motor que empieza a hacer visibles la consecuencia de su escasez: Seat en Barcelona, Volkswagen en Navarra, Stellantis en Vigo y Zaragoza, Mercedes en Vitoria y Ford en Valencia se han visto obligadas a recortar la producción y a aplicar diferentes ERTE. Estas son las claves de la crisis.
Comencemos por el principio: ¿qué es un semiconductor? Se trata de un elemento que tiene propiedades para conducir la electricidad. Aunque algunas compañías están presentes en las dos partes de la cadena, normalmente se dividen en dos bloques: los fabricantes y los vendedores. El suministrador lo diseña y encarga su elaboración a otra empresa que tiene la capacidad de dar forma a un chip con esas características. A esto hay que añadir que sólo unas pocas son capaces de crear los más novedosos y avanzados.
Hechas las presentaciones, pongamos nombre a los protagonistas. Según la consultora Gartner, los principales fabricantes son la taiwanesa TSMC (con un 58,8% del mercado) y UMS, que tiene una cuota del 7,8%. Los tres primeros suministradores del mundo son Intel, Samsung y SK Hynix y controlan el 35% de las ventas mundiales.
¿Por qué no hay semiconductores?
Son varias las causas que han conducido a la industria del motor hasta aquí. En primer lugar nos encontramos con un exceso de demanda que los fabricantes no pueden atender: antes del coronavirus ya existía este problema que en 2020 se agudizó con el aumento de la compra de equipos informáticos (móviles, pantallas o tablets) para trabajar en casa y para el ocio doméstico como consecuencia de la pandemia.
Ahora que se ha recuperado el comercio internacional se han creado distorsiones en los suministros. Algo a lo que han contribuidos otras situaciones imprevistas que han obligado a parar temporalmente algunas fábricas de semiconductores.
Los semiconductores y la industria del motor
Igual que se ha incrementado el consumo de dispositivos electrónicos, las compras de coches nuevos se han desmoronado. La pandemia, las restricciones y la crisis económica han obligado a parar muchas fábricas en todo el mundo y cuando llegó el momento de recuperar sus ritmos de producción se encontraron con un problema: los fabricantes de semiconductores están volcados en otros clientes y tienen problemas para suministrar todos los pedidos a la vez.
La clave está en que los chips de los actuales vehículos son sofisticados, pero no de última generación. O lo que es lo mismo: el margen de beneficio que dejan es muy pequeño y, ante un exceso de demanda como el que hay, los vendedores centran su producción en los que les generan más ganancias relegando a los demás. Y en esa fila de espera se encuentra la industria del automóvil.
Algo que supone un problema como ya estamos viendo. En los últimos años el uso de componentes electrónicos se ha intensificado: los datos de Gartner apuntan que entre 2014 y 2019 las ventas de semiconductores para el mundo del motor han crecido un 6,1% anualmente. Y no está previsto que pare: KPMG ha estimado que en los próximos 20 años esa cifra se multiplicará por cinco. ¿La razón? Los nuevos servicios de movilidad sumados a los coches eléctricos, conectados y autónomos: estos últimos tendrán entre ocho y diez veces más chips que uno convencional.
Las previsiones de futuro
Hasta el momento, la producción en España ha caído un 12,5% debido a la falta de semiconductores, entre otras razones. La consultora IHS apunta a que en 2021, a nivel global, se dejarán de fabricar 672.000 coches y Bloomberg calcula que las pérdidas para los grupos automovilísticos serán de 50.000 millones de euros. Cifras a las que hay que sumar las previsiones del final de esta crisis: algunos creen que la normalidad regresará a finales de este año, aunque otros expertos vaticinan que el problema no se solucionará hasta 2022.
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