RÁPIDO Y ¿MUY EFECTIVO?
La solución para alargar la vida de los diésel: una simple actualización de software
Las mecánicas de combustión parecen tener los días contados, al menos en cuanto a su desarrollo. Sin embargo, aún hay esperanza para los millones de motores diésel que se utilizan a diario en todo el mundo
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El desarrollo de los coches eléctricos ha avanzado de manera clave en las últimas décadas, posicionándolos como una alternativa viable y sostenible frente a los vehículos con motor de combustión interna. La innovación en el desarrollo de las baterías, la mejora en la infraestructura de carga y el compromiso de los fabricantes de automóviles han impulsado la adopción de estos vehículos. Además, los incentivos gubernamentales y las políticas favorables han jugado un papel crucial en promover la transición hacia la movilidad eléctrica.
En regiones como Europa, el fin de los motores de combustión está ya en el horizonte, y la Unión Europea ha aprobado la norma que prohibirá la venta de coches nuevos con motor de combustión a partir de 2035. La normativa impulsa a los fabricantes a invertir en tecnologías limpias y acelera la transición hacia una flota de vehículos completamente eléctrica, un cambio que no solo responde a la urgencia medioambiental, sino que también refleja la evolución de la industria automotriz hacia soluciones más sostenibles y eficientes.
De cualquier manera, aún a día de hoy millones y millones de vehículos con motor de combustión se mueven a diario por las carreteras de todo el mundo. El motor diésel, que en la actualidad se encuentra en su fase de desarrollo más avanzada, ha visto como su popularidad ha descendido de manera palpable fruto de ciertos problemas y escándalos de emisiones contaminantes, pero lo cierto es que siguen siendo una alternativa más que razonable para muchos usos.
La actualización que podría alargar la vida de millones de motores
Ahora, la profesora Carrie Hall del Instituto Tecnológico de Illinois, en Chicago, ha realizado un importante avance en la adaptación de motores diésel para que sean compatibles con diferentes tipos de combustibles, incluyendo los biocombustibles. Este método, que es económico y de fácil implementación, consiste en una actualización del software del vehículo, siempre que el mismo lo permita, sin requerir una inversión abultada por parte de los conductores, lo que podría suponer alargar la vida útil de millones y millones de vehículos.
Hall ha desarrollado una técnica para medir el comportamiento de los combustibles dentro de un motor diésel mediante el uso de datos proporcionados por los sensores de los vehículos modernos. "Es complicado y costoso medir lo que sucede dentro del cilindro del motor", explica Hall. "Por eso, tratamos de usar la información de sensores más económicos y externos al cilindro para diagnosticar los procesos internos".
Este enfoque permite elaborar una suerte de "redes neuronales" para realizar cálculos específicos con rapidez, manteniendo el control sobre el proceso de combustión, una estructura simplificada que facilita la modificación del sistema de alimentación de combustible del motor para adaptarse a diferentes tipos de combustibles. Basta con ajustar ciertos parámetros del modelo en función de las propiedades medibles de cada tipo de combustible, permitiendo así una adaptación rápida, eficiente y, sobre todo, barata. De esta manera, un motor diésel podría, con un simple botón, funcionar también con otro tipo de combustibles.
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